miércoles, 23 de septiembre de 2015

CUADRO DE MEDALLAS




En los últimos días participe en la cobertura de la visita papal a Cuba; una vez en radio y tres en televisión; en este último caso dedicamos horas a comentar detalles en general y me parece que sería útil señalar algún que otro punto de resumen:

1- A mi planteamiento de si desde siempre las administraciones americanas habían ayudado económicamente a las más disímiles organizaciones anti castristas para mantenerlas divididas y hoy no tener que contar con ellas se comento que era posible pero que quedaba en el terreno de la teoría de las conspiraciones.

2- Felix Guillermo lanzó la pregunta de quién había visitado Cuba, Jorge Mario Bergoglio o el Papa Francisco a lo que casi todos respondimos en modo diferente.

3- El mismo Felix lanzó la pregunta de quién pierde y quién gana después de esta visita y aquí también  hubo diferencias; algunos consideran que ganan todos menos el pueblo; otros que todos menos la oposición y el exilio 

A continuación aventuro mis respuestas a los tres temas: 

1- Sobre la teoría de la conspiración comparto el criterio de que es imposible justificar hasta los hechos más banales con la excusa del complot; existen sin dudas las coincidencias y el azar. Pero que es la vida sino una efímera y por momentos deliciosa conspiración que se da en el plano natural, en el económico y en social?. Durante nuestra existencia no hacemos más que sortear un sin número de cofradías, acertijos y adivinanzas y es precisamente este ejercicio lo que nos da, en algunos casos, el arma del análisis y el cetro del criterio. No puede ser casual que por más de cincuenta años Washington haya escuchado, ayudado y estimulado a numerosas organizaciones a veces contrapuestas en busca de un mismo objetivo. Estados Unidos contó desde el primer día con la eficaz arma pecuniaria para forzar si era necesario y eventualmente forjar una unión al menos de dientes hacia fuera; manifestar que se debió a un error o al irrestricto respeto de nuestras individualidades resulta mucho más ingenuo que pensar en la conspiración. 
Donde puedo coincidir con los que niegan la validez de mi afirmación es en que la división y el ansia de protagonismo nos sea inherente y no creada por los americanos ni hoy ni ayer; en eso estamos totalmente de acuerdo. En síntesis: constatando la naturaleza dispersa, sectaria, megalómana y hasta primitiva de nuestro talante de lucha el poder americano alimento tales males con el objetivo de quitarse de encima un comensal a la hora de sentarnos a la mesa. Lo anterior no nos exime de ser en última instancia los culpables de nuestro propio mal, pero es también innegable que esa hora ha llegado y el comensal ha quedado excluido. Extraiga cada cual sus propias conclusiones.

2- Dada la composición sincrética y hasta ecuménica del pueblo cubano no creo haber ofendido a nadie cuando sostuve ayer que el pontífice argentino, como nuestro Eleggua, posee distintos avatares, por lo menos dos. Meditando mas tarde no sólo confirmo dicha noción sino que considero que usa sus avatares según el caso y sea en un mismo sitio a la misma hora uno o el otro; así las cosas Bergoglio arremete contra el capitalismo y el Papa se muestra magnánimo con algunos excesos de la izquierda (no todos); ambos avatares persiguen a mi juicio el interés estratégico de estar presentes en un poder que se rediseña dando cabida a personajes que han acumulado riquezas con métodos distintos de los tradicionales y deben mantener posturas anticapitalistas; quien se enriquece de tal modo no se dedica luego a acompañar a sus nietos a la escuela sino que trata por todos los medios de justificar y legitimar su trayectoria, incluso de sublimarla y ennoblecerla para granizar así el pleno disfrute del resultado de sus andanzas y la incolumidad de la prole que deja tras si.

El Vaticano toma nota de estos nuevos poderosos, de su entrada discreta pero incontenible en el primer círculo de poder y con felina celeridad se posiciona usando para ello los avatares que posee su pontífice.

3- Como sabiamente anotara hace unos días el padre José Conrrado: "El Papa viene y se va"; su Santidad se despidió de los cubanos y ya volteo página en su enorme guión; ahora debemos ver cuánto de él quedó en la isla; cuales de sus crípticas palabras llegan a ser críticas a los oídos de Albertico y si entre un "resolver" y el próximo los cubanos tienen presente alguna de las vivencias apenas experimentadas.
El primer ganador y medalla de oro es el general Raúl Castro que no solo logra genuinidad y legitimidad con la visita sino que gana tiempo; esa abstracta e imprescindible mercancía por la que daría todo el oro del mundo. La medalla de plata va al Vaticano que inicia la fase del cobro de la ayuda mediadora; podrá cobrar más de lo que merece o menos, pero no se puede negar que dentro de la isla ha aumentado su presencia y su relevancia.
El bronce va a Estados Unidos que gana al menos por ahora estabilidad y una cierta tranquilidad dentro de la isla y quizás pueda contar hasta cierto punto con el gobierno cubano para contener problemas puntuales en este hemisferio que abandonó por décadas. La UE se quedó sin medallas pero un cuarto lugar tampoco significa el más estrepitoso de los fracasos.
El pueblo cubano no gana nada directamente; obtiene unos gramos más de Prosac que podrán durar un par de meses; el pico del verano está pasando, con temperaturas más frescas existe una tortura menos dentro de su cotidiano calvario y según el grado que se imprima a los "cambios" anunciados por sus gobernantes un pequeño grupo podría aliviar de algún modo sus penurias; para ellos la visita no trajo nada de maravilloso pero tampoco les crea un nuevo problema.

Los grandes perdedores somos oposición y exilio que seguimos corriendo en círculos; lanzando improperios hacia todo y hacia todos, en especial entre nosotros mismos, sin adoptar una postura racional, unitaria y de supervivencia. El desdén de los comensales acomodados en la improvisada mesa de negociaciones convertida en Buffet de todo incluido es evidente y tenaz; una y otra vez hacen todo lo posible por recordarnos que no estamos invitados. Tendremos las agallas de halar una silla y sentarnos anyway?