sábado, 28 de febrero de 2015

RACISMO Y JUSTICIA


Es imposible reivindicar la figura de Fulgencio Batista sin cometer una grave injusticia histórica del mismo modo que se comete otra igualmente grave cuando se le demoniza; el necesario equilibrio que debe primar para colocar en su lugar indicado a un personaje como el sargento-general-presidente-dictador parece habernos faltado siempre a los cubanos y así las cosas de un lado han permanecido ciegos sus defensores mientras han aplicado un rigor excesivo sus detractores.

Batista jamás podrá ser perdonado por la historia precisamente debido a que en esencia con su actuación del 10 de marzo del 1952 dio al traste con la revolucionaria e innovadora constitución que el mismo había ayudado a implantar y que era sin duda el colofón de su primer (y único legítimo) periodo en el poder; no podrá jamás ser perdonado porque permitió que sus colaboradores desataran una cruenta represión contra sus oponentes y por su carácter permisivo y conciliador no hizo más que aumentar la corrupción reinante en la isla. Pero la falta más imperdonable es precisamente su incoherencia al no permanecer en el poder más allá de las presiones de la administración Eisenhower; haber protagonizado un golpe para luego escapar en la madrugada lo condena definitivamente y le endilga una porción significativa de la responsabilidad por la pesadilla que más tarde se apoderó de la isla.

Dicho esto, me llama poderosamente la atención el ensañamiento con que muchos analizan y proyectan la imagen de Batista: la forma superficial y tendenciosa en que soslayan sus innumerables logros y su olfato político; existen compatriotas en este exilio que sufrieron unos días de cárcel bajo el régimen batistiano y que a la llegada de Castro comprendieron el carácter comunista y dictatorial del caudillo y terminaron pasando años en las cárceles castristas: ellos más que nadie pueden señalar la enorme diferencia entre una dictadura y la otra, pero evitan el tema. Muchos hoy pugnan por un ablandamiento de las posiciones de Washington hacía La Habana, están dispuestos al diálogo, incluso visitan la isla con regularidad, pero no se les puede hablar del general mestizo. 

A mi juicio; desde la falacia de los veinte mil muertos hasta el treinta por ciento de analfabetismo que le achacan al segmento entre 1952 y 1959 no son más que producto de un único e inocultable sentimiento: RACISMO. En el subconsciente del racista en negación que es el pueblo cubano el motivo de las exageraciones no es puramente numérico sino sicológico; unos cuantos muertos bajo el régimen de un negro equivalen a veinte mil; como se puede permitir este pariente cercano del primate ultimar a nuestros jóvenes de ese modo? Es la verdadera pregunta que retumba en el cerebro colectivo condicionado por el omnipresente miedo al negro. Por eso se postraron de hinojos ante la tez rosada del hijo del español y por ello a pesar de su trayectoria polpotiana y destructiva echan mano a cualquier excusa para justificar conciliaciones, a fin de cuentas Castro no es más que un primo, el primo travieso que les robó más de cincuenta años de sus vidas, pero un primo por encima de todo.
Entre las innumerables tareas que debe enfrentar la afrodescendencia y todos aquellos cubanos con honestidad intelectual se encuentra el objetivo y justo análisis de la historia de la perla de las Antillas.

miércoles, 4 de febrero de 2015

HABLEMOS CLARO

Hace semanas que me ronda la idea de abordar este tema, pero me he contenido varias veces a causa del infinito respeto y la sincera admiración que nutro hacia mis hermanos hebreos donde sea que se encuentren; soy además ferviente simpatizante del legendario Sharon, del actual primer ministro BB Netanyahu y del indomito y laborioso pueblo israelita. Lo expresado anteriormente en nada contradice mi molestia y contrariedad por el resultado del caso Alan Gross.

Este señor no debió haber pasado siquiera una noche en la cárcel, su detención y juicio ilegal son una prueba más de la arbitrariedad del régimen que oprime al pueblo cubano, pero nadie podrá jamás convencerme de que no sabía a lo que se arriesgaba cuando acepto llevar un poco de tecnología hacia el interior de la finca privada de los Castro; es importante recordar que los contratistas en nuestro país a veces llegan a participar en la protección de instalaciones militares en el extranjero y no es inusual que realicen labores en extremo peligrosas, me parece inverosímil que en el país de las demandas Gross haya salido hacia Cuba sin haber firmado algún documento en el que se hacía responsable de sus actos o, al menos, se reconocía informado de la situación que estaba por enfrentar. Así las cosas fue apresado, juzgado de modo sumario y condenado a una pena que todos sabíamos que no cumpliría totalmente.

El canje de este contratista por espías convictos al servicio de la dictadura castrista deja claro algunos puntos:

1- Técnicamente Cuba está en la lista de gobiernos que fomentan el terrorismo, por lo tanto esta administración violo uno de los pilares de la política americana que asegura que no negociamos con terroristas.

2- Más allá de lo que se diga resulta contrastante que 300 rabinos hayan escrito al presidente pidiendo la liberación de Gross pero permanezcan mudos ante la política abiertamente anti israelita de Obama.

3- Aceptando el canje no sólo se pasa sobre la memoria de los jóvenes pulverizados por MIGs cubanos aquel 24 de febrero sino que se da a entender que aunque todos seamos ciudadanos americanos la vida de algunos vale más que la de otros.

4- Al negociar el restablecimiento de relaciones con los Castro se manda el negativo mensaje de que si un dictador logra permanecer suficientes años en el poder tarde o temprano cederemos.

La célere entrega de tres millones de dólares al contratista más desinformado del mundo, la foto del pestilente asesino Guevara en el estudio de su abogado y la macabra sonrisa desdentada del recién liberado dan a este circo una nota de mal augurio. En momentos en que personas inocentes enfrentan muertes en extremo siniestras a manos de ISIS el lloriqueo de Alan Gross, su teatro de intento suicida y su carrera por salvarse a cualquier costo no concuerdan para nada con el proverbial heroísmo y la total entrega del aguerrido pueblo de David.


martes, 3 de febrero de 2015

LA UNION, EL EXILIO Y LA TRANSPARENCIA

Con escaso margen de organización y precipitados luego del anuncio de presuntos acuerdos entre Cuba y Washington que nadie conoce a ciencia cierta y que se han alcanzado luego de sesiones bajo el sello del secreto, la ausencia de transparencia y la ambigüedad, se convocó en Miami una prueba de unión entre los distintos grupos y organizaciones de lo que se propone como verdadera sociedad civil de la isla. Se trató de una conferencia de prensa y un evento de intercambio de criterios con los residentes en nuestra ciudad; la asistencia al mismo fue aceptable considerando el grado de decepción y hastío que reina en la comunidad ante el tema cubano.

Se suponía que este sería el triunfal inicio de una etapa de aglutinación y dinamizacion de oposición y exilio, pero desde el mismo momento de la llegada de los opositores constatamos en primer lugar que no todos habían venido y en segundo lugar que subsiste la perniciosa y divisoria conducta de ciertos sectores caracterizada por la invitación de soslayo, a través de terceros, sin dar la cara y con ánimo cofradíaco. El secreto, la compartimentacion y la insidia continúan reinando entre nosotros y no impera el clima de confianza que posibilite la imprescindible cohesión en este singular momento histórico.

Un sector de la burguesía criolla en Estados Unidos; el mismo que apostó a Castro contra Batista para luego salir despavorido ante la traición de la hiena de Biran, el que pudiera estar afilando sus dientes para cuando la isla se oficialice como maquiladora del Caribe, no ve con buenos ojos la posibilidad de posturas unitarias. La entrada de líderes dignos y capaces podría garantizar una Cuba civil, respetuosa de leyes e instituciones que dista mucho del barracón de esclavos calificados con que desean contar y es cardinal que el pueblo cubano sepa que nada bueno le traerá la porción abdicante de su burguesía. Ante el calor que genera la nueva dinámica empiezan a aflorar  las reales intenciones de algunos, las bajas pasiones de otros y la manipulación burda y barata de muchos. Si algo positivo ha provocado la actual telenovela protagonizada por ambos gobiernos es que las caretas empiezan a caer y émulos de los venecianos en su colorido carnaval nos sorprendemos ante la presencia de nuestro respetable vecino en una insaciable bacanal; cuando terminen de rodar máscaras y reputaciones, cuando los malolientes corsés se nos muestren regados en las callejuelas y el hedor a vino fermentado inunde nuestros sentidos provocando la más profunda sensación de asco; entonces y sólo entonces, sabremos de donde venimos y a donde vamos y comprenderemos la real y genuina naturaleza de esta obra de teatro vernáculo que presuntuosamente llamamos "nuestra causa "