domingo, 31 de mayo de 2020

THE REAL PROBLEM.




Black Protest Images, Stock Photos & Vectors | Shutterstock

Sufferings produce perseverance and perseverance brings about hope. Hope is able to bring about change and help us see the light. We will undoubtedly defeat adversity and move forward as we’ve always have. But it would be great to look at this from different angles; the main point being that we don’t have to agree with domestic terrorists to admit one or two truths.

Yes there’s Denzel; yes there were two big Michaels, yes there is LeBron, yes there are so many rich; famous black celebrities in this country; more than in any other nation in the world. The African American bourgeoise segment in America is worth more than some entire foreign nations. Some of the best paid actors and actresses are black and any given night at Yankee Stadium we were able to read signs that read: “Derek marry my daughter” implying white parents would be more than happy to have their daughter marry the Yankees’s captain.

All of that is great; we’ve come a long way and we should all be proud; don’t let any of those hoodlum losers tell you otherwise; however, the problem is not that America is not able to have room for outstanding, talented, gifted black Americans; the real trouble is when we move our finger down the list and we get to Jamal and Akeesha. I’m not trying to be smarter than anyone; but maybe it’s about time find a way to show that average; quasi anonymous black individual that he or she is not only important and significant, but indispensable. Maybe it is about time they don’t have to wonder when they got so little.

And in all honesty, I believe the rest of the country has done enough to help; manipulated, misguided at times, but they have done their best. It is time for the black leadership, whatever that may mean at this juncture, to quit the demagoguery; toss the coupons and the food stamps away and roll up their sleeves for the good of their community instead of their elitist selfish interests.

martes, 26 de mayo de 2020

UN POSIBLE ESCENARIO




En tiempos de elecciones se barajan decenas de teorías y combinaciones. Muchos tenemos el criterio de que las cartas están marcadas desde el inicio de cada contienda y que “el poder”; ese viscoso y nebuloso ente que algunos imaginan como un puñado de siniestros personajes rodeados por la coreografía de Citizen Kent, generalmente selecciona al inquilino de La Casa Blanca, al de Palazzo Chigi; al del Palacio del Eliseo, al de 10 Downing Street, al de Los Pinos y hasta el del Punto Cero mucho antes de que los ciudadanos sepamos quienes competirán. Esta visión es sin duda algo exagerado y simplista pero lleva gran parte de razón.

Lo que ocurre es que “el poder” no es un espacio monolítico donde se ejerce el centralismo democrático como en los tiempos de la URSS; en su interior conviven intereses contrapuestos y en ocasiones se crean contradicciones ásperas que llegan a paralizar su funcionamiento en modo momentáneo. Es importante observar que “el poder” no puede resistirse al embate del tiempo y en la medida en que las sociedades se democratizan o se “arrabalizan” o se “abaratan” según quien las analice, el mismo inevitablemente se impregna de un dinamismo y una interacción por momentos caótica que antes no experimentaba; para ser más claros: cada vez resulta más difícil lograr consenso en territorio del “poder”. La enorme dicotomía de nuestro tiempo en lo tocante a las estructuras de los potentes es que por un lado cada vez distan más de los intereses del ciudadano medio pero al mismo tiempo son cada día más permeables a los vaivenes de las masas. El poder está cada día más lejos de nosotros en la sustancia pero nos imita con desmedido oportunismo en la forma. Visto que derrocho esta criolla arrogancia de inventar categorías y títulos deseo puntualizar que la Cuarta Internacional y el “poder” no son para nada la misma cosa. “El poder” está por encima, es voluble, orgánico e inapelable; salvo contadas excepciones impone su criterio y no toma prisioneros. La Cuarta es no más que uno de los contendientes a entrar al “poder” y de hecho ya cuenta con elementos infiltrados dentro de este último, pero por suerte no ha culminado su labor y subsisten sectores dentro del “poder” que aborrecen la idea de la Cuarta Internacional.

Toda esta explicación para arribar a la hipótesis que pudiera ser un posible escenario en el momento actual:
1- La falta de consenso en el “poder” creó una fractura gracias a la cual Donald J. Trump se despertó una mañana de noviembre con la sorpresa de que era presidente. Una parte del poder le cobró viejas cuentas a la otra o vaya usted a saber. No voy a caer en la trampa que cayó Marx; voy a emular a Mendeleiev y dejaré espacios en blanco. Dejaré espacio a la especulación.
2- La otra o las otras partes del “poder” se quedaron atónitas y se dejaron “querer” por la Cuarta Internacional; lo que justifica la reticencia y la hostilidad dentro de amplios espacios a derecha hacia el inquilino de 1600.
3- Entre recriminaciones y lamentos, entre reproches y promesas no se escatimó en maneras chapuceras y tradicionales de desembarazarse de un individuo atípico tan ebrio de narcisismo que no lograba percatarse del peligro que corría. El orgullo y el deseo de protagonismo fueron tales en este señor que han vencido al instinto de conservación y le han llevado a, sin proponérselo, arremeter contra todos y contra todo. Y luego, como siempre ocurre, a quedar atrapada como rehén de unas consignas de las que ya no le será posible escapar.
4- Así las cosas, el hombre navegó con suerte y más allá de su lenguaje hosco y su verbo mal conjugado disfrutó de un fuerte viento de popa que lo condujo a niveles jamás alcanzados. Por otra parte; prisionero de su propia retórica no podía echarse atrás y se vio obligado a continuar por senderos oscuros e inciertos jamás transitados pero de obligatorio recorrido.
5- Se llega al último año de la presidencia y hay que ejecutar el sortilegio electoral; la farsa de siempre; el ejercicio democrático y el “poder” se aprestó a marcar las cartas como siempre pero....un momento; este loco lo sacamos por pura causalidad con opinión más que dividida; pero si algo caracteriza a los “elegidos” es la capacidad de análisis frio más allá de pasiones y orgullos. Este poseído se ha fajado con medio mundo; ha exhumado la madre de no pocos protagonistas de la política mundial y ha propuesto tendencias y remedios tan irracionales que pudieran funcionar; para qué cambiar rumbo ahora? Trump es la persona idónea en el momento apropiado: si lo dejamos cuatro años más continuará arremetiendo contra los Molinos de Viento; pero nosotros; “el poder” somos dueños de las plumas y los tinteros así que podemos reescribir el Quijote sin problemas y quien sabe si hasta logramos una victoria. Y si sale mal? Pudiera preguntarse el lector; si sale mal le echamos toda la culpa a él y a otra cosa; de todos modos es tan impopular que nadie llorará.
6- El “poder” de nuevo tiene todas las de ganar y muy poco que perder; si sale mal es culpa de este loco que se apoderó del poder, imagínate somos democráticos y hay que respetar la voluntad del votante; pero no se preocupen que ahora les pondremos un tipo más digerible. Si sale bien pues los potentes serán más saludables que nunca.
7- Había un sólo problema: como garantizar que un presidente tan controversial pudiera ganar de nuevo?; ah; pues llenemos el campo opuesto de ineptos e impresentables. Con tanto talento que hay en Estados Unidos no me cabe en la mente que los demócratas no contaran con candidatos decentes. Pero no; armaron un lamentable circo y al final quedaron tres ancianos más viejos que Trump y con escasa simpatía popular. No puede que haber sido hecho a propósito para que ganara Trump de nuevo.
8- Se presenta un imprevisto, el Covid 19; la Cuarta Internacional se desata y trata de tirar a Trump del cabello y allá responde el “poder” con gesto impaciente; el “poder” trata de mediar y a mi juicio ha ya hecho saber a la Cuarta que sorry con excuse me pero no jodan más. El “poder” continúa apostando por Ricito de Oro y coloca traspiés tras traspiés ante el torpe andar del senil competidor. Todavía los potentes, que a nariz tapada están dispuestos a dispararse cuatro años más de Trump, pudieran tener la estocada final a los demócratas; una convención solariega similar a la de Chicago en 1968 en la que salga un candidato que no sea Biden. Sería como tirar la toalla.

Significa esto que el “poder” prefiere a Donald Trump?; para nada. Significa que a este punto del juego cuentan con un chivo expiatorio a quien culpar de todo y a un individuo lo suficientemente “loco” como para acometer las tareas necesarias e impostergables. Al final el Covid en lugar de demostrar que estaba errado probó irrefutablemente que se necesita un realineamiento de alianzas y logísticas.

No pretendo que este sea el escenario pero a mi juicio es uno de ellos.