martes, 4 de febrero de 2014

LAGRIMAS Y LAGRIMAS



A fin de cuentas todo retoma su nivel. Los aliados de siempre tarde o temprano se reencuentran y las relaciones regresan a la normalidad.

Las declaraciones del senor Alfonso Fanjul han creado polemica en el exilio y es emocionalmente logico pues toca una herida abierta que jamas cerro. Personalmente siento la misma molestia de muchos otros cubanoamericanos, pero no me dejo llevar por las insatisfechas quimeras de justicia que tan facilmente nos hacen perder el juicio. La familia de este senor no tiene ninguna deuda de gratitud con el pueblo cubano como algunos sostienen, ese pueblo que permitio que el caudillo se apropiara de la isla y que en su inmensa mayoria se sumo al coro de "se llamaba" cuando los Fanjul eran despojados del producto de su sudor no puede ahora pretender que "Alfie" condicione eventuales intereses economicos al bienestar de la misma chusma que no alzo un dedo para impedir el despojo de que fue objeto. Por otro lado, los capitalistas son capitalistas y no estan obligados a emplear criterios humanistas en sus operaciones. Si este acaudalado empresario ha sufirdo un repentino ataque de sindrome de Estocolmo filosofico pues es su problema y debera responder solo a su Dios y su conciencia.

Una vez mas, a juzgar por las relaciones que parece haber madurado el azucarero con miembros de la nomenclatura comunista, se pone en evidencia el profundo desprecio de los poderosos por el pueblo y la gente comun y su gran debilidad por los ricos que en teoria odian y combaten.

Lo que de veras me asquea de la postura que sostiene es el "lagrimeo", la manipulacion y el uso de la nostalgia como excusa para justificar su complicidad con el sangriento regimen de La Habana. Me debera perdonar el elegante potentado, pero la emocion que le ambargo ante la vision de su antigua casa hoy convertida en museo por los asnos que mal gobiernan la isla NO me conmueve; estoy demasiado ocupado tratando de ayudar en la modesta medida de mis posibilidades a que ese mismo gobierno que el corteja le retire la arbitraria medida cautelar que intenta aplicar a mi amigo Manuel Cuesta Morua por solo denunciar la represion, el racismo y la brutalidad que han sufrido los cubanos por mas de 50 anos. Hay lagrimas y lagrimas y prefiero mil veces prestar atencion a las de Reyna Luisa Tamayo cuando recuerda a su hijo inutilmente asesinado que a las de un ricachon presa de quien sabe que tipo de sordidos devaneos.

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