Nos despertamos con la novedad de que la administracion de Estados Unidos acaba de oficializar un acuerdo mediante el cual le damos una bocanada de oxigeno al regimen de La Habana a cambio de que Mr. Gross se pueda implantar una nueva dentadura.
No llegamos aqui de un dia para otro ni la decision de evitar el colapso en la isla a la luz del desplome del "milagro" venezolano puede catalogarse de erroneo; estoy seguro de que cualquiera de los dos partidos estaria en extremo preocupado ante la posibilidad de que la mas grande de las Antillas sucumbiese al caos o, peor aun, se convirtiera en base de operaciones de narcos y otras escorias; no es casual que la noticia nos sea dada a solo horas de las sanciones impuestas a exponentes del gobierno chavista. Si el presidente hubiese empleado el anterior razonamiento con candor y honestidad y en particular, con talante de estadista, entrariamos en un debate filosofico y en una discusion estrategica dejando por instantes la emocion y la rabia. El modo iconoclasta, displicente y simplista en que nos lo revelo resta al primer ciudadano otra oportunidad de brillar.
Por las razones que sea y no privo de una impecable coartada geopolitica el Imperio vuelve a bajar la cabeza permitiendo con negligencia que la corona se incline demasiado hacia delante; el mas grave defecto del comandante en Jefe es su conviccion de que mi cerebro no es capaz de discernir y meditar como el suyo y que el trabajo que le pago por realizar es pre digerir las reflexiones y entregarmelas empaquetadas.
Para terminar debo admitir el error de juicio que cometi hace dias cuando exprese en un programa televisivo que los editoriales del New York Times eran dictados en Linea y A (lugar donde se encuentra la DGI cubana, version criolla de la KGB); ahora comprendo que en realidad fueron dictados en el cuarto piso del Departamento de Estado o, quizas, en la misma Casa Blanca.
Resulta en extremo ironco que la suerte de la dictadura que reina en Cuba sea decidida por su presunto enemigo. Ha iniciado una temporada de sospresas.
No llegamos aqui de un dia para otro ni la decision de evitar el colapso en la isla a la luz del desplome del "milagro" venezolano puede catalogarse de erroneo; estoy seguro de que cualquiera de los dos partidos estaria en extremo preocupado ante la posibilidad de que la mas grande de las Antillas sucumbiese al caos o, peor aun, se convirtiera en base de operaciones de narcos y otras escorias; no es casual que la noticia nos sea dada a solo horas de las sanciones impuestas a exponentes del gobierno chavista. Si el presidente hubiese empleado el anterior razonamiento con candor y honestidad y en particular, con talante de estadista, entrariamos en un debate filosofico y en una discusion estrategica dejando por instantes la emocion y la rabia. El modo iconoclasta, displicente y simplista en que nos lo revelo resta al primer ciudadano otra oportunidad de brillar.
Por las razones que sea y no privo de una impecable coartada geopolitica el Imperio vuelve a bajar la cabeza permitiendo con negligencia que la corona se incline demasiado hacia delante; el mas grave defecto del comandante en Jefe es su conviccion de que mi cerebro no es capaz de discernir y meditar como el suyo y que el trabajo que le pago por realizar es pre digerir las reflexiones y entregarmelas empaquetadas.
Para terminar debo admitir el error de juicio que cometi hace dias cuando exprese en un programa televisivo que los editoriales del New York Times eran dictados en Linea y A (lugar donde se encuentra la DGI cubana, version criolla de la KGB); ahora comprendo que en realidad fueron dictados en el cuarto piso del Departamento de Estado o, quizas, en la misma Casa Blanca.
Resulta en extremo ironco que la suerte de la dictadura que reina en Cuba sea decidida por su presunto enemigo. Ha iniciado una temporada de sospresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario