De la seccion MIRADA HACIA CUBA para los que me leen dentro de la isla
por Andres Alburquerque.
Sabio y viejo refrán que refleja la futilidad del esfuerzo humano cuando se desata en un caprichoso contracorriente solo para adelantar la agenda de unos pocos individuos en detrimento de la gran mayoría de sus semejantes. En el caso cubano la historia nos regala cientos de momentos en los que se puede aplicar esta sentencia. Deseo que los compatriotas de la isla me regalen un par de minutos para acompañarme en la siguiente reflexión ciudadana:
Entre las razones que justificaron la imposición por la vía armada de su persona, su grupo y en última instancia su régimen totalitario, impío y despiadado, Fidel Castro Ruz, quien afortunadamente ha dejado de importunarnos con su petulante presencia y su rancio verbo de articulación oxidada y quejumbrosa, nos enumeró un sinnúmero de calamidades:
1- Cuba era el destino del turismo americano que había convertido la isla en su exclusivo burdel.
2- La dependencia de la caña de azúcar nos hacía rehenes de los caprichos de la administración americana y se hacía necesario diversificar la agricultura en la isla.
3- A pesar de una campaña de alfabetización lanzada por Fulgencio Batista a finales de los años treinta; el campesinado permanecía ignorante y analfabeto.
4- A pesar de contar con una cabeza de ganado por habitante a la llegada del Caligula tropical al poder (éramos seis millones de cubanos y existían seis millones de cabezas) era necesario potenciar al máximo la productividad y repartir las tierras ociosas de modo que los latifundistas no entorpeciesen el desarrollo de nuestra agricultura.
5- Era necesario no solo convertirnos en autosuficientes en el sector agrícola sino lograr exportar algunos reglones más allá de la tradicional y voluble azúcar y sus derivados.
Todo esto y un cúmulo de razones más fueron lanzadas con una retórica tan violenta y traumática que implicó:
1- La división de la familia al punto de que los que quedamos en la isla rompimos todo tipo de nexo con los familiares emigrados y hasta los denigrábamos públicamente.
2- La ruptura casi total de la población con la religión católica e incluso con la afrocubana aunque en este último caso quedaron siempre los que se consultaban de madrugada.
3- Una campaña de demonizacion de todo lo americano desde la música hasta su modo de vida; de pronto nos convertimos en los sovieticos del Caribe y borramos de golpe todo un siglo de cercanía al vecino del norte; poco faltó para que disparásemos nieve artificial en los faraónicos desfiles militares donde mostrábamos orondos ese poderío milagroso que nos permitiría resistir un ataque directo convencional de Estados Unidos por el prolongado periodo de TREINTA Y SEIS HORAS.
Amigos míos: aunque nos parezca absurdo; sesenta años después:
1- No solo fue imposible diversificar la agricultura sino que hoy Cuba importa azúcar; mientras una gran porción de las otrora fértiles tierras están plagadas de marabú y permanecen improductivas.
2- La carne se convirtió en un artículo de lujo; cabría pensar que las vacas fueron fusiladas junto a todo vestigio de oposición al régimen.
3- La isla de Cuba hoy no es el burdel exclusivo de los americanos sino el promiscuo centro de sexo mundial que recibe vuelos charters europeos repletos de todo tipo de insatisfecho sexual que busque realizar las más elaboradas fantasías a cambio de unas bocanadas de humo "americano" o una cena decente; el único sector donde la Junta Militar que desgobierna la isla fue capaz de diversificar el mercado fue la prostitucion.
4- El régimen de La Habana gasta cuantiosas cifras y mueve todo tipo de chantaje con el objetivo de restablecer plenamente el comercio con Estados Unidos; a tal punto llega la paradoja que la propaganda oficial afirma que las simbólicas medidas del presidente Trump afectarán gravemente al cubano de a pie. Quiere decir que luego de sesenta años necesitamos más que nunca del poderoso y rapaz vecino del norte de quién tanto hemos despotricado todos estos años.
5- Una de las batallas más arduas se desarrolla en el campo de la importación de productos agrícolas de Estados Unidos; en particular el arroz. Puede el régimen explicar cómo es posible que luego de sesenta años de hostilidad y de propaganda adversa ahora tenga la desfachatez de decir a su pueblo que necesitan regresar al 1959?
Quienes se hacen estas preguntas en Cuba? Por qué en vez de viajar al extranjero a convencer al mundo de lo que ya conoce los intelectuales cubanos; sean opositores o no, permanecen en este silencio cómplice?