jueves, 23 de julio de 2015

HECHOS E HIPOCRESIA

Aun retumban en nuestros oídos las denuncias contra las controversiales declaraciones de Donald Trump; desgraciadamente Ricky Martin, un artista que admiro mucho en especial del lado humano, se dejo llevar a la misma trampa en que había caído hace unos días nuestro 305 (Pitbull). El léxico y la sintaxis de Trump fueron incendiarios pero no portadores de falsedades ni de falacias; tenemos un serio problema con la inmigración ilegal y el poder se hace de la vista gorda en modo irresponsable.

Contrario al proceder de muchos de los hispanos naturalizados o que residen en nuestra gran nación yo me considero antes de todo y por encima de cualquier consideración AMERICANO y por tal motivo mi primera preocupación es tutelar NUESTROS intereses más allá de sentimentalismos regionales; origines foráneos e historias mas o menos ricas de un pasado que no pudo haber sido muy brillante si decidí marcharme del sitio donde vi la luz. Para mi la bandera es la de las franjas y las estrellas y no existe demagogia, sentido del humanismo ni causa alguna que prevalezca por encima de los vitales intereses de este tío adoptivo que lleva el sucinto apócope de Sam. Siguiendo esta lógica reivindico la insustituible contribución que los emigrantes hemos hecho a este sueño; unos confiando su fortuna pecuniaria al Imperio rapaz pero serio y de sólidas leyes, otros trayendo su válida experiencia de trabajo y otros con no mas que sus áridas manos prontas al esfuerzo cotidiano y denodado.

Lo que ocurre en este instante no es la copia de episodios del pasado sino una inédita confabulación de oportunismos, demagogias y estrategias electorales que aprovechan la trágica coyuntura de un mundo a punto del salto cualitativo; de ese momento en que los que no tienen pierden el miedo; o quien sabe si se les infunda valor ajeno y enlatado, y optan a como dé lugar por obtener una existencia mas llevadera. La enorme mayoría de los desesperados que se introducen por cuanto intersticio encuentran no son mas que eso: desesperados y aportan bien poco al desarrollo tecnológico y profesional de Estados Unidos; el segmento económico que recala en nuestras fronteras es muy bajo y desborda cualquier tipo de equilibrio. Pareciera que los vecinos de Centro América, no solo México, hubiesen decidido protagonizar una limpieza de su colon social y esto aumenta la ya insoportable tensión que prevalece en los sistemas asistenciales americanos. La esencia es que los países viven a su modo sin preocuparse por resultados ni consecuencias y cuando las verdades amenazan con abofetearlos abren indiscriminadamente sus válvulas de escape inundándonos con amplios sectores que no se sienten parte de las realidades locales. No se trata de personas que abrazan el sueño americano como opción válida sino que echan mano a un proyecto improvisado y preñado de pasajes surrealistas como única posibilidad de huir de pesadillas invivibles. Hemos pasado del robo de cerebros al robo de bocas abiertas y manos extendidas y como si esto fuese poco coqueteamos con el desastre no solo soslayándolo sino incentivándolo con fines electorales y cabe preguntarse si lo que se desea es cambiar definitivamente el equilibrio étnico demográfico de la nación. Nadie lo señala por temor, pero no solo Trump y otros caucásicos temen los efectos de este fenómeno, la comunidad afroamericana no ve con buenos ojos la ausencia de control en la inmigración porque teme, con razón o sin ella, la reducción de empleo a disposición para sus miembros y no son pocos los hispanos que no observan con los negros todas esas linduras que pretenden para ellos mismos.

El tema es complejo y de por medio existen miles de historias que nos conmueven, pero como versa la popular canción: "no hay cama pa' tanta gente"

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