sábado, 29 de agosto de 2015

APROPIACION INDEBIDA (NO ME DA MI GANA AMERICANA)


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Una y otra vez caemos en este error y los oportunistas de siempre nos golpean en los mismos sitios y con idéntica precisión; no parece existir modo de liberarnos de su tenaz presión y poco a poco cedemos terreno a las posturas más extremas a ambos lados de un espectro que, por polarizado y distorsionado, se hace cada día más estrecho y monolítico; al final, los opuestos han alzado tanto la voz y exacerbado de tal modo su talante que el efecto es igual; me recuerda esas degustaciones de queso acompañadas de buen piemontes en las que a la tercera o cuarta tajada el bouquet del vino se nos hace dulce como la miel y no es que nadie lo haya endulzado, es que las papilas se han excitado a tal nivel con la "aspereza" palatal del queso que yerran sus mensajes al cerebro. Lo mismo ocurre con tantos tópicos y entre ellos considero que la inmigración marca la pauta. Estamos todos hasta el gorro del tema y de sus expositores; nos irritan tantos sus defensores como sus detractores y la amalgama de seres sudorosos y agitados que antes o después escapamos hacia este innegable oasis que es Estados Unidos de América dificulta aun mas el análisis sereno, ponderado y objetivo.

1- La causa fundamental del malestar y la situación de hacinamiento y limbo legal de millones de indocumentados no es nuestra gran nación, ni nosotros, ni mucho menos Donald Trump que, en última instancia, es un efecto del problema. Lo que empuja a millones de personas a dejar sus vidas, sus parientes y sus sueños es precisamente la imposibilidad de realizar estos últimos en sus sitios de origen y tal imposibilidad no es inevitable ni dictada por ninguna deidad sino que se trata del resumen de décadas de corrupción, amiguísimo, represión velada o menos velada y en particular de un imperdonable e inagotable desden por las leyes y las instituciones. Con sus ligeras diferencias y variados matices al sur de Estados Unidos predomina una caótica piñata en la que cuatro o cinco matones se llenan los bolsillos de golosinas mientras los demás observan desde lejos con impotente frustración.

2- Esa masa frustrada, desposeída, vilmente traicionada e inerme que en casa baja la cabeza con resignada y genuflexa resignación, apenas supera el limite de nuestra frontera se hace sorprendentemente vocal, focalizada en objetivos tan concretos y definidos que desafían la imaginación del más agudo observador. Tal agudeza no es siempre gratuitamente adquirida sino que en muchos casos les es "regalada" por grupos de intereses con agendas que van desde el desmembramiento del Imperio hasta el crudo y vulgar enriquecimiento económico; estos últimos son los mas opuestos a que se busque una solución real pues tendrían que procurarse un empleo real y trabajar todos los días parece estar fuera de sus planes inmediatos. Venimos con la voluntad de exigir lo que no tuvimos al valor de obtener en nuestras casas

3- Como ocurre en todos los imperios tarde o temprano los habitantes se sienten sobrecogidos por un incontenible sentimiento de culpa; es humanamente lacerante disfrutar el gélido aire acondicionado de un restaurante gourmet, degustar nuestros manjares preferidos mientras a través de indiscretos ventanales se perciben en la calle seres humanos desaliñados que mendigan el "amanezco". La solidaridad y la compasión son nuestras mas virtuosas cualidades y no debemos avergonzarnos de ellas sino utilizarlas en modo racional y efectivo. Pero sobre este sentimiento de culpa es que laboran con denuedo los parásitos presuntamente anti yankees del punto anterior y preciso presuntamente porque en realidad son los mas pro yankees del mundo; solo en este país existe espacio para dicho tipo de artefacto social; en otras naciones los barrerían sin compasión a la primera queja; es por ello que todos terminan carenando al amparo del sitio contra el que cotidianamente conspiran. En síntesis: complejo colectivo y mucha astucia de los "vividores"; una receta letal.

4- Siguiendo la lógica del punto anterior todas las personas de un modo u otro albergamos mayor o menor grado de comprensión y apoyo moral por aquellos que se aventuran a probar fortuna en la intrincada burocracia imperial sin contar con los atributos legales necesarios, comprendemos sus dramas, vemos sus hijos como nuestros y nos da un vuelco el alma cada vez que un padre o una madre es deportado dejando a sus pequeños o no tan pequeños a merced del azar y estimamos que devolver a doce millones de personas nos costaría en dinero y tragedias humanas mucho mas que encontrar una solución en casa lo mas justa y segura posible. Pero aquí se presenta la primera gran diferencia; los mercantes de la queja, contrabandistas del dolor ajeno y agendados de toda calaña reclaman la exclusividad del sentimiento solidario y sin el menor reparo lanzan fango contra todo aquel que no coincida con sus concepciones desfigurativas que tratan de imponer la impunidad y perennidad del actual status quo. A aquellos que pensamos que el primer paso debe ser proteger la frontera para dentro de unos años no tener que asimilar otros 20 millones de ilegales nos llaman anti inmigrantes, racistas, derechistas y hasta fascistas y esto lo hacen en manifestaciones en las que generalmente conminan a los manipulados ilegales a enarbolar no la bandera americana, no un símbolo que denote  su amor y fidelidad a esta tierra generosa bendecida por Dios y los Orishas sino las enseñas de aquellos hoscos parajes y oscuras realidades de las cuales vienen escapando; es como pedirle a una manifestación de mujeres violadas que lleven con orgullo fotografías de sus violadores: kafkiano, grotesco y en extremo ofensivo para Joe y Mary que sin duda nutren simpatía y cariño pero observan con aprensión la presencia de banderas "ajenas" en su propia casa. Digámoslo aun mas claro: a nadie en su sano juicio le puede irritar que un peruano saque a ondear la bandera de su lugar de origen en una fecha patria, ni que haga proselitismo entre sus compatriotas a favor de tal o mas cual candidato a la presidencia del lugar donde vio la luz, no renegar de nuestro punto de partida, por muy malparado que este se encuentre y por mal que hayamos vivido en el es derecho inalienable de cada ser humano y nuestra constitución no impone que borremos nuestros cerebros, lo que si impone con toda razón e incluso nos hace jurar es que más allá de la memoria histórica nuestro primer deber sea para con esta tierra y cada vez observo mas hispanos que parecen haber cometido perjurio. Todos o casi todos reconocemos la contribución que desde el primer día la inmigración ha significado para Estados Unidos, de tal suerte todos somos activistas pro inmigración y no veo el motivo por el cual muchos seamos despojados de ese titulo a favor de agitadores que parecen mas bien aspirar al radical cambio de la composición etnica de la nación que a la solución de un problema humano. 
5- En los setenta y ochenta Rubén Blades irrumpió en el escenario artístico continental con un mensaje de alerta, esperanzador y aleccionador; "Plástico", "Siembra", "Ojos", "Pedro Navaja" y otros sonados temas nos inspiraban a rescatar lo positivo de nuestros orígenes e inserirlo en el mundo moderno; fundamentalmente me parecia que hablaba a una incipiente comunidad hispana en Estados Unidos, pero por extensión criticaba sin medias tintas a la clasista y racista burguesía y clase media de Hispanoamérica e intentaba dar aliento al latinoamericano de a pie; salvo Chile, Uruguay en sus momentos de destello y quizás otra excepción que escape a mi turbada memoria, al sur el llamado de Rubén fue utilizado solo como modo de amenizar fiestas y los cambios que ocurrieron fueron mas en términos de nombres y apellidos o de sectas políticas que de real rescate social; irónicamente, la comunidad creció y comenzó a alcanzar sitiales inéditos en el seno del Imperio; nos impusimos en las artes, en los deportes, en la política y en el mundo empresarial a tal punto que ya para un americano medio anglosajón no es exótico escuchar nuestros apellidos. En treinta años la situación dio un vuelco aquí mientras al sur "el cuartico esta igualito" por no decir que esta peor. Significa esto que llegar a este punto fuese fácil? Que no tuvimos que enfrentar estereotipos y resistencias? Que no fuimos objeto de la sorna y la mofa de algunos?; claro que no. Llegar a donde estamos los hispanos hoy costo sudor, costo lagrimas en los rincones y hasta sangre, pero fue un paseo comparado con lo que ha costado y sigue costando dar una vida decorosa a los pueblos de América Latina y como no somos tontos pues emprendemos el camino hacia ese ÚNICO sitio donde un camionero gana dinero, donde un técnico reparador de cualquier cosa puede conducir el coche del año y educar a sus hijos, donde un barista puede dar a su hijo la posibilidad de proponerse como candidato a la presidencia (es decir al cargo de emperador) y lo puede observar sonriente y orgulloso desde el cielo, porque hasta el cielo sobre nosotros debe ser mas limpio y justo.
6- Ninguna persona normal puede creer que los hispanos están genéticamente predispuestos al crimen, Jorge Ramos debe regresar a aquel incisivo modo de triturar a políticos y personalidades que tanto admiramos en su momento y abstenerse de usar recursos tendenciosos en este tema. Es su derecho expresar preocupación por la emergencia migratoria pero es su sagrado e impostergable deber como periodista abordar el tema en busca de soluciones sin perseguir agendas, o ha pasado a formar parte de los lunáticos que pretenden rescatar los territorios que otrora fueron mexicanos?; el mas que nadie debería saber que si esto ocurriese seria el fin del bienestar y la riqueza en los mismos. La riqueza no se arrebata ni se reparte, la riqueza SOLO se crea. No se trata de aumentar el número de comensales a una misma mesa sino de procurar innumerables mesas para que todos podamos disfrutar la cena. No es aumentando desproporcionadamente la presencia de UN grupo etnico que la inmigración se hace beneficiosa; la diversificación controlada de la entrada es la única receta sana, cualquier otra variante nos lleva al abismo y a convertir nuestro envidiable país en pocos años en una de esas republicas bananeras que dejamos atrás en despavorida fuga.
7- La clase política americana, por otra parte, ha dejado de hacer su trabajo y a ambos lados del espectro político (la palabra espectro bien pudiera usarse en sus dos acepciones en este caso) hace rato que brilla por su ausencia y mas que soluciones nos crea problemas. Un bando atiza la urgente situación con irresponsable complicidad y me recuerda aquella famosa frase de Ramon Alburquerque durante uno de los sainetes del Senado dominicano: "que entren toooos!!!!!!"; juega con fuego facilitando el caos y la porosidad de la frontera para usar a los hambreados prófugos como pozo de votos cautivos; lo mismo que ha hecho con la comunidad afroamericana; el otro bando es tan bitongo y acéfalo que atina solo a emitir chillidos cortos e incomprensibles como una esposa resignada y sumisa que se resiste simbólicamente al asalto coital de su ebrio consorte.  Debemos exigir a esos burócratas que mantenemos con nuestro sudor:
La aplicación rigurosa de las leyes vigentes.
La real y efectiva protección de nuestras fronteras.
La agilizacion de los trámites migratorios. Es una vergüenza que existan personas que esperan hasta diez años para entrar legalmente al país. 
La aplicación por primera vez de una supervisión de la observancia de las reglas fundamentales en los países que desean preferencias económicas; el mismo mexicano o colombiano que entra ilegalmente se quedaría en su patria si pudiese abrir un negocio y verlo prosperar, si el dinero no fuese patrimonio de un puñado de apellidos sino un recurso accesible a todo el que este dispuesto trabajar duro. Jorge nos podría ayudar mucho en esa dirección con su sagacidad periodística en lugar de perder tiempo tratando de ponerle zancadillas a Trump o a Anne Coulter; que vaya a hacerle la vida difícil  a Peña Nieto, Maduro, Humala y cuanto mandatario latinoamericano exista más allá de sus inclinaciones políticas y posibles éxitos económicos. Nosotros NO somos el problema y no nos da la gana de que nos arrebaten la condición de ciudadanos solidarios y honestos solo porque cuatro tarados se entreguen a quien sabe cuales fantasías erotico geopolíticas.



1 comentario:

  1. Magnífico artículo, Andrés, felicidades. La política es el marketing de determinados programas políticos, valga la redundancia. No hay mejor instrumento de marketing político que la controversia y si esta se lleva al nivel de oposición ideológica, mejor, porque se calientan los ánimos encontrados y los cerebros dejan de funcionar, haciéndolos más manipulables. Donald Trump -nombre que me he negado a mencionar para no contribuir su campaña de marketing, por lo que me declaro derrotado- y sus asesores han buscado los tópicos más calientes para el populacho -que él mismo desprecia y desea manipular- y provocar sus reacciones más primitivas. Trump es un sociópata sin capacidad afectiva alguna, lo demuestran sus saltos de un partido a otro en busca de ganancias para su plan de marketing. Los republicanos, digamos, cometieron el error de admitirlo en sus filas. Trump comprendió el éxito de candidatos extremistas como Tedd Cruz entre las masas aislacionistas, racistas y xenofóbicos de rednecks, llevando la propuesta a extremos que ni el propio Cruz se había atrevido. Su discurso políticamente incorrecto e irrestricto, y su gestualidad y apariencia kitsch, todo lo contrario de los límites de la diplomacia y la corrección que debe mantener un político que se respete, le han permitido llegar a lo más bajo y reaccionario de nuestra sociedad, siempre inconforme y opuesta a la élite política.

    La inmigración es un grave problema social y planetario que atañe demasiado cerca a Norteamérica por ser el líder mundial en todos los sentidos. La América al sur del río Bravo no ha estado a la altura del ritmo de los desarrollos del siglo pasado por una combinación de factores históricos, estructurales, culturales, injerencistas y hasta contingentes de los cuales nadie en realidad es "culpable". Durante ese siglo, una marea de inmigrantes ilegales ha llegado a EE.UU. para llenar la oferta de trabajo que no es contemplada por la demanda de la fuerza de trabajo nativa y legal. Durante ese siglo, las autoridades se hicieron de la vista gorda en concordancia con las necesidades de los empleadores tanto industriales como agrícolas y decenas de millones de inmigrantes ilegales inundaron todos los estados de la Unión. A partir de los 60, cuando la demanda de drogas en USA aumentó en forma galopante, los narcotraficantes encontraron la tierra prometida de su negocio en las vías utilizadas por los ilegales para penetrar en EE.UU. Todo ello se ha agravado en las últimas décadas y, desde la crisis del 2008 ha llegado a niveles críticos. 11 millones de ilegales no es una cifra desdeñable y ya no es una cuestión cuantitativa sino un conflicto cualitativo al transformarse en un grave problema social para este país. El márquetin político de este país, en vez de buscar soluciones racionales a este problema, se ha ido por la de sacarle el mayor provecho para las campañas políticas de cada candidato. Ello ha conducido a exacerbar las dos posiciones irracionales extremas, los pretendidos "humanistas" liberales tienden a darle la amnistía a todos y los extremistas xenofóbicos conservadores quieren sacar a los 11 millones de ilegales a como dé lugar. Ambas son nefastas. Pero el discurso político irresponsable de ambos extremos busca la confrontación en vez de soluciones.

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