lunes, 5 de octubre de 2015

RESPUESTA A UN PROGRAMA MUY MAL HECHO


1ro. de Octubre del 2015

Programa de TV “Santería, ¿religión o estafa?”

 Por Reynaldo Fernández Pavón Escritor y compositor                                                                                                                                                

El pasado día 23 de Septiembre del 2015 y en el horario de mayor Tele-audiencia,    la Televisora del Gobierno en la Comunidad de Madrid trasmitió un Programa titulado Santería, ¿religión o estafa? que afirma como engaño el 80% de los oficios religiosos que  se  practican  en  este  sistema  religioso.  A  su  vez,  incitan  a  los  pobladores  a efectuar denuncias judiciales contra los practicantes de esa religión.   Leyendo  las  prédicas  de  las  figuras  religiosas  de  mayor  trascendencia  de  todos  los tiempos  podremos  comprobar  que  esos  personajes    jamás  predicaron  el  fanatismo religioso y mucho menos solicitaron adoración a sus nombres. Es realmente patético el nivel  de  intolerancia  con  respecto  al  otro  que  observamos  hoy  día  y    las manifestaciones  de  histeria  colectiva  que  están  dejando  un  alto  precio  en  vidas humanas como consecuencia de  los conflictos que se libran en el nombre de  “Dios”. Es  realmente  dramático  ver  las  consecuencias  que  está  generando  el  fanatismo religioso, el 1ro. de Octubre del presente, en un recinto de enseñanza de nivel superior de Oregón en los Estados Unidos, un individuo cegado por el odio asesinó a balazos a 10 estudiantes e hirió de gravedad a otros 20. En  cuanto  al  tema  del  programa  de  la  televisión  que  nos  ocupa,  comencemos  por establecer que como en cualquier sistema humano entre los practicantes de la santería hay usureros y estafadores, lo cual no tipifica a sus feligreses.  No ha sido la usura y la estafa  de los  santeros  y   babalawos  la que  ha  llenado de  riquezas las  arcas  de  las naciones de los países desarrollados, ni han sido sus sacerdotes los que establecieron las    indulgencias para  conceder  el  perdón  solo    a  aquellos privilegiados  que  podían pagar por ser exonerados de culpa.  En  su  inmensa  mayoría  los  practicantes  de  esta  religión  son  personas  comunes  y corrientes;  en  su  hábitat  marginal  establecen  sus  centros  ceremoniales  y  reciben  a todos por igual; con independencia de las religiones que practican,  de sus posiciones 
políticas e ideológicas o de la clase social a la cual pertenezcan, lo cual se traduce en una forma natural de  independencia religiosa, como solía suceder en  las colonias que  poseía  la  corona  española  en  las  Américas,  donde  los  ricos  hacendados  a escondidas, visitaban  a los santeros, babalawos y paleros para resolver sus problemas terrenales, doble moral que se ha ejercido hasta hoy por las clases pudientes que a la vista  de  sus  congéneres  condenan    y  discriminan  las  religiones  de  procedencia africana. Los  que  ofician  la  religión  a  la  que  se  refiere  el  programa  de  televisión  Santería, ¿religión  o  estafa?,  han  ocupado  los  niveles  mayores  de  pobreza  de  Hispanoamérica;  debemos  recordar  que  sus  antepasados    no  solicitaron  ser trasladados a las tierras a las que con el uso de la fuerza los galonearon traficantes españoles, portugueses e ingleses. Se calcula que durante la llamada  “trata negrera”, una  cifra  aproximada  a  los  150  millones  de  seres  humanos  fueron  arrancados  del continente africano  por los europeos que afirmaban desde entonces poseer religiones más  civilizadas.  No  se  ha  podido  establecer  cuantos  millones  de  niños,  mujeres  y hombres   murieron  en  la  travesía,    lanzados  vivos  al  Océano  Atlántico  para  cobrar indemnización a las compañías de seguros de aquellos tiempos, como si se tratara de carga comercial. Aquellos que sobrevivieron ese holocausto, convertidos en esclavos, vivieron la peor pesadilla de la que han sido testigos las religiones universales.   Podrían  escribirse  libros  sobre  la  odisea  que  supuso  para  los  esclavos  africanos  la conservación de sus prácticas religiosas y las expresiones  culturales que resultaron un aporte  vital  en  la  creación  de  los  nuevos  pueblos  y  naciones  a  la  que  dio  lugar  el proceso de transculturación y el sincretismo religioso hasta bien entrado el siglo XIX en las Américas y  algunas ciudades de Europa.   Citemos algunos hechos que pueden aportar luz al análisis del tema superficialmente tocado en el programa televisivo al que hemos hecho referencia: No fueron los practicantes de la Regla de Osha los que llevaron a cabo Las Cruzadas, ni sus babalawos los que durante la Inquisición sumieron a Europa en el Oscurantismo, quemando en la hoguera a los  científicos junto con  los libros de ciencia, ni fueron ellos
quienes torturaron  en  el cepo  a todos aquellos que  Torquemada consideró “brujos  y brujas”. Los  cultivadores  de  religiones  de  origen  africano  no  vinieron  con  sacerdotes  a  las tierras de América para ser protagonistas de la extinción en  3 décadas de 100, 000 indios  en  la  isla  de  Cuba  y  con  esa  fuerza  mas  colapsar  las  civilizaciones  de  los aztecas,  los mayas y  los Incas en sangrientas aventuras de conquista sucesivas; ni fueron sus practicantes los que despojaron a los indios de América del Norte de sus territorios condenándolos a vivir en campos de concentración llamados “reservas”.  Los santeros a los que alude este programa de TV no participaron del reparto de tres tercios  de  las  tierras  de  América,    ni   hicieron  posible  la  Acumulación  Originaria  de Capital. No fueron los practicantes del Palo Kimbissa o del Palo Mayombe   quienes  durante la Segunda  Guerra  Mundial  asesinaron  a  6  millones  de  judíos  en      una  confrontación global que dejó un saldo de 60 millones de muertos a la Humanidad. .Los santeros no han sido parte del escándanlo generalizado de abuso sexual infantil del cual hemos sido testigos en época reciente,  en el cual las víctimas eran aquellos niños que supuestamente se debían evangelizar. La usura y estafa de algunos  santeros por demás,  no les ha permitido la construcción de iglesias, catedrales y centros ceremoniales en todos los continentes, adornados con oro, plata  y obras de arte de los artistas plásticos más renombrados. No ha habido antropólogos y etnólogos practicantes de la Regla de Osha cuyas teorías consideraran  inferiores  a  otras  naciones  y  etnias;  ni  han  calificado  nunca  como “herejes” a los que no profesan su religión, ni califican como  brujerías  las ofrendas de palomas y becerros del pueblo hebreo presentes en el Antiguo Testamento. Los  creyentes del  sistema  religioso  de los  afro-descendientes    no  invaden  territorios con la carga mortífera de la tecnología militar moderna o los que en el nombre de Dios decapitan seres humanos hoy en día.
Los  santeros,  decentes  o  estafadores  (hay  de  todo  en  los  jardines  del  Señor),    no niegan a sus hijos los servicios médicos dejándolos morir si necesitan una transfusión de sangre. No se ha juzgado en los anales de la historia de los  Estados Unidos de América un  asesino en serie que se haya declarado  practicante de la Regla de Osha, al menos, de que se tenga conocimiento. No es a los usureros y farsantes que pueden encontrarse entre santeros, babalawos y paleros  a  quienes  los  feligreses  tienen  que  pagar  religiosamente  el  diezmo  de  su salario mensualmente. Este programa de televisión al que hacemos referencia en el enunciado y su incitación a denunciar a quienes practiquen la santería, nos hizo recordar las persecuciones que en  los  tiempos  del  cristianismo  primitivo  y  de  la  esclavitud  moderna  provocaron  la masacre de miles de seres humanos en conspiraciones punitivas. Toda  religión  se  basa  en  un  sistema  de  creencias  que  tanto  el  sacerdote  como  el creyente  comparten.  Es  un  sistema  basando  en  la  fe,  y  no  en  el  horizonte  del conocimiento científico. Si un creyente de pronto no ve validada su fe en determinado sistema  religioso, puede  remplazarlo por  otro  o no  adoptar  ninguno. Se  supone  que todo el que realiza una actividad donde consume tiempo y experiencia (los curas, los pastores,  los  rabinos,  los  imanes)  de  una  forma  u  otra  son  pagados  por  alguien. ¿Podemos acusar al cura o al Papa cuando perdona en el nombre de Dios disímiles pecados?    ¿Sólo  se  acusa  por  estafa  a  un  determinado  y  selectivo  sistema  de creencias? Lo grave no es que los realizadores del programa y algunos entrevistados crean que ese sistema religioso es una estafa; lo realmente grave es que en un canal de  TV  de  una  comunidad  autónoma  de  España  se  trate  un  tema  religioso  con  los criterios heredados de la inquisición y se pretenda judicializar la práctica de un sistema religioso,  con  lo  que  se  asume  que  hay  sistemas  religiosos  infalibles  y  otros judicialmente condenables. Para eso no hay base filosófica. Estamos en el terreno de la judicialización de los prejuicios en la Europa del siglo XXI. Esos criterios se acercan de una forma u otra al horizonte filosófico del estado islámico.
Ejerzo la misma libertad de expresión que hizo posible la realización de este programa de la televisión en Madrid el pasado 23 de septiembre para afirmar que las creencias religiosas son un derecho humano,  individual e intransferible. Los creyentes deben ser protegidos a través del cuerpo jurídico y de las constituciones de los estados; perseguir y reprimir a los religiosos por sus prácticas es en una postura racista y discriminatoria que  viola  la  Declaración  Universal  de  los  Derechos  del  Hombre  y  el  derecho internacional. 

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