En no pocos eventos que últimamente se celebran en el ámbito académico son muchos los ponentes que comparan el caso cubano con el sudafricano. Desgraciadamente dicha comparación no es sostenida en toda su longitud sino que se segmenta y se edita para apoyar la falaz narrativa de los comunistas burgueses; o sea, esa nueva camada de vividores que han asimilado a la perfección las enseñanzas de Antonio Gramsci y han cambiado el safari y la guayabera por el traje Armani; el Lada por el BMW y la lucha de clases por la explotación a su favor de las amplias prerrogativas que brinda el mundo libre.
Se nos reitera con tenacidad que los cubanos debemos aprender de los sudafricanos a buscar la reconciliación entre los victimarios y las víctimas, que en una Cuba libre debe haber espacio para todos como mismo permitieron espacio los que derrotaron el apartheid en la nación africana. Se nos propone una cara de la realidad sudafricana y se nos oculta la otra; digamos en tono jocoso que se nos brinda sólo el perfil izquierdo. Por este motivo deseo que el lector me acompañe en un breve y primario análisis del perfil derecho sin pretender con ellos restar vigencia e incluso valor al otro perfil, para ello es imperativo despojarnos de toda emoción y personalización del problema para limitarnos al frío e implacable estudio del fenómeno:
1- Contra Sudáfrica se aplicó un embargo mundial que le impedía incluso participar en los Juegos Olímpicos.
2- Visitar Sudáfrica llegó a convertirse en un estigma del cual era prácticamente imposible deshacerse.
3- Con mucha razón se criticó a Estados Unidos por demorarse demasiado en respetar en toda su severidad el embargo impuesto.
4- El régimen sudafricano era un insulto a la raza humana por su segregación de la mayoría negra o para ser más precisos “no blanca”; pero es innegable que para la minoría blanca existía bienestar económico y democracia.
En el caso de Cuba
1- Se critica el raquítico y desdentado embargo americano que no cubre todos los renglones porque al final hace daño al pueblo y no a la Junta Militar. Significa esto que el pueblo sudafricano merecía sufrir mientras el cubano debe ser tratado de modo diferente?
2- Visitar Cuba es considerado algo de moda y a los que no se suman a la tendencia les llaman trogloditas y retrógrados entre otros insultos.
3- Se critica ásperamente a Estados Unidos por ser el único en aplicar aunque sea un embargo muy limitado contra el régimen dictatorial; palo porque va y palo porque no va como decimos en buen cubano, pero no se pone siquiera en tela de juicio la complicidad de un mundo que mira hacia el otro lado ante la represión que ejerce el gobierno contra sus ciudadanos.
4- El régimen cubano no da bienestar y democracia siquiera a una minoría de su población; el ínfimo puñado de cubanos que hoy vive mucho mejor que el resto de sus compatriotas sabe que disfruta de una felicidad efímera y que cuando menos lo esperen serán secados de sus casas en plena madrugada y encarcelados por cualquier delito, porque para obtener alguna ganancia en la isla es necesario delinquir de un modo u otro y saltar sobre la enredada madeja de prohibiciones que caracterizan a la economía comunista.
Por último; Federick De Clerk; el último presidente bajo el oprobioso sistema de apartheid no fue el fundador de tal barbarie sino en última instancia un heredero renegado que veía a las claras como el status quo hacia agua por todas partes y resultaba insostenible en las postrimerías del siglo XX. Raül Castro fue el segundo violín en la implantación del experimento kafkiano que aún subsiste en la isla y aunque está consciente de la inviabilidad del régimen sabe que de ceder un ápice perdería el poder. La imagen de Augusto Pinochet enfrentando procesos judiciales en el ocaso de su vida debe ser lo que ocupa el pensamiento del general solitario cada noche antes de conciliar el sueño.
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