martes, 21 de abril de 2015

NO CREO EN TU TARDIA PROTESTA

No tienes intención de morirte Silvio; ni como viviste ni como vegetas; no concibes la idea de fenecer porque tu raza pulula ebria de eterna supresión, de anular al otro y de lanzar metáforas que ni tu mismo comprendes a causa de su conveniente ambigüedad.

Creeré en tu clase cuando de veras te comportes a la altura del corazón que ha parido nuestra era; cuando en lugar de por cualquier hombre del mundo cantes y exijas por Boitel y por muchos otros que desaparecieron en muertes anónimas mientas tu loa con doblez elogiaba al tirano.

Quizas tu y Pablo o tu sólo hayan optado por convertirse en esa oposición respetuosa que el anciano delfín aspira a colocar en el Capitolio antes que anochezca para que trille el camino a recorrer por su aprendiz de cíclope, por su aspirante a meretriz y por su objeto de violencia; esos tres engendros que los primos de allá pretenden dejar bien colocados mientras los de acá sonríen y asienten con paciente complicidad.

Tu crítica actual jamás llegara a aquella que un día me hizo verte con ojos de discípulo; tu despertar llega tan tarde que no es más que la continuación del eterno letargo del pueblo cubano. La mirada extraviada de los párvulos y la incoherencia estulta de la señora con incisivos de roedor que promete morir en la isla mientas idea como largarse me presentan un documental sin documentos y para nada mental, me apestan a acotejo del último minuto y a anti diarreico de pariente que se precipita a tomar el avión. A otro perro con ese hueso; entre tu y yo hay algo muy personal, me debes la mitad de mi juventud y no te voy a cancelar la deuda

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