El pasado 11 de abril en la tarde recibí personalmente un informe sobre lo ocurrido en los foros de la sociedad civil en Panama y por lo que mi correligionario me relato así como por ulteriores versiones recibidas de otras dos fuentes pareceria que los sicarios del régimen no valoraron con objetividad la particularidad de esa coyuntura y sentaron un precedente de intolerancia y beligerancia que virtualmente los descalifico.
Por otra parte, nuestro presidente se reunió con varios miembros de la oposición y no me resulta que haya recibido a los mastines del régimen que asistieron disfrazados de sociedad civil. A mi juicio lo anterior es positivo, esperanzador y motivo de prudente optimismo.
Donde estimo que cometimos un costoso error es en el parque Las Porras al que algunos compatriotas se presentaron para depositar una ofrenda floral a José Martí y corear consignas contra la longeva y tenaz dictadura que saquea la isla. Uso la palabra error y no delito ni mucho menos injusticia; cabe perfectamente dentro de las prerrogativas de un pueblo oprimido utilizar cualquier momento para denunciar y condenar a sus victimarios y a juzgar por las imágenes que vimos parecen ser los castristas quienes iniciaron la violencia y utilizaron personal especializado en silenciar y suprimir para ganar la confrontación por abuso; compartí la aprehensión de todos mientras observaba los servicios noticiosos así como la nausea y el desprecio que a muchos nos provoca el talante matonesco y abusivo de los asalariados al servicio de los dueños de la finca. Pero creo que la dinámica que ha adquirido el marco de las relaciones entre Estados Unidos y los hermanos Castro así como las maniobras camaleónicas que estos últimos realizan desde hace pocos años reclaman de nosotros un radical cambio de estrategia y una revalorización de objetivos y metodologías dentro de la lucha.
Los que nos oponemos al perpetuo desfalco de esa granja familiar que es Cuba no podemos continuar sirviendo de equipo de entrenamiento a los karatecas comunistas; los dirigentes de los distintos grupos (a mi juicio demasiados y privos de un hilo conductor) que nos representan NO tienen el derecho a poner sus vidas en peligro sin nuestra expresa autorización; urge poner nuestra casa en orden si queremos que se nos respete y lograr mellar la coraza del enemigo.
La división y sectarizacion dentro de nuestro exilio provoca que cada uno sea jefe y subalterno al mismo tiempo e impide la creación de comisiones y responsabilidades con tareas específicas que hagan más colegiada la labor de los que sin duda han dedicado años y sufrimientos al combate contra la dictadura. En mi opinión el vaso se encuentra medio lleno y no medio vacío pero es que el acueducto de procedencia es el de Palatino en La Habana por lo que sabemos que en cualquier momento se interrumpe el suministro del preciado líquido. El tiempo apremia y debemos asumir hasta las últimas consecuencias la llegada de una nueva era con sus cambios de mentalidad y procedimientos. Nos toca a todos estar a la altura de las circunstancias.
Por otra parte, nuestro presidente se reunió con varios miembros de la oposición y no me resulta que haya recibido a los mastines del régimen que asistieron disfrazados de sociedad civil. A mi juicio lo anterior es positivo, esperanzador y motivo de prudente optimismo.
Donde estimo que cometimos un costoso error es en el parque Las Porras al que algunos compatriotas se presentaron para depositar una ofrenda floral a José Martí y corear consignas contra la longeva y tenaz dictadura que saquea la isla. Uso la palabra error y no delito ni mucho menos injusticia; cabe perfectamente dentro de las prerrogativas de un pueblo oprimido utilizar cualquier momento para denunciar y condenar a sus victimarios y a juzgar por las imágenes que vimos parecen ser los castristas quienes iniciaron la violencia y utilizaron personal especializado en silenciar y suprimir para ganar la confrontación por abuso; compartí la aprehensión de todos mientras observaba los servicios noticiosos así como la nausea y el desprecio que a muchos nos provoca el talante matonesco y abusivo de los asalariados al servicio de los dueños de la finca. Pero creo que la dinámica que ha adquirido el marco de las relaciones entre Estados Unidos y los hermanos Castro así como las maniobras camaleónicas que estos últimos realizan desde hace pocos años reclaman de nosotros un radical cambio de estrategia y una revalorización de objetivos y metodologías dentro de la lucha.
Los que nos oponemos al perpetuo desfalco de esa granja familiar que es Cuba no podemos continuar sirviendo de equipo de entrenamiento a los karatecas comunistas; los dirigentes de los distintos grupos (a mi juicio demasiados y privos de un hilo conductor) que nos representan NO tienen el derecho a poner sus vidas en peligro sin nuestra expresa autorización; urge poner nuestra casa en orden si queremos que se nos respete y lograr mellar la coraza del enemigo.
La división y sectarizacion dentro de nuestro exilio provoca que cada uno sea jefe y subalterno al mismo tiempo e impide la creación de comisiones y responsabilidades con tareas específicas que hagan más colegiada la labor de los que sin duda han dedicado años y sufrimientos al combate contra la dictadura. En mi opinión el vaso se encuentra medio lleno y no medio vacío pero es que el acueducto de procedencia es el de Palatino en La Habana por lo que sabemos que en cualquier momento se interrumpe el suministro del preciado líquido. El tiempo apremia y debemos asumir hasta las últimas consecuencias la llegada de una nueva era con sus cambios de mentalidad y procedimientos. Nos toca a todos estar a la altura de las circunstancias.
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