Lo que queda de exilio se presenta con un demográfico mutado en el que prima la indiferencia y el desinterés. El paso de los años y la desaparición física de los combatientes de antaño han creado espacio para una mentalidad distinta de aquella que reino en su momento; siempre fue la apuesta del régimen: ganarnos por cansancio y parece haberlo logrado. Nuestras regiones abdominales se han abultado, el entusiasmo ha decaído a niveles alarmantes y se ha hecho un modo de vida del calvario colectivo. Así las cosas, entre la resignación de muchos, el desencanto de no pocos y la desfachatez de unos cuantos nuestra esencia se nos escapa entre los dedos con olor a Cohiba y a ritmo de timba; nos intercambiamos ese pesado fardo llamado culpa con los opositores y somos al mismo tiempo imagen y espejo del desastre en que se ha convertido el pueblo que una vez quisimos ser. Hurgamos con frenesí entre eventos históricos con la esperanza de localizar la maldicion que creemos sufrir sin comprender que somos nosotros mismos el problema, que siempre lo fuimos, que tenemos lo que tenemos por ser como somos y no somos como somos por tener lo que tenemos; ay Cabrera Infante que falta me hacen tus trabalenguas !!!!!!
Todo este triste ajiaco de bajezas y derrotas va acompañado una vez mas del sutil empujón de gran parte de la prensa americana ante los complacidos ojos de nostálgicos, empresarios ávidos, burgueses nuevamente vestidos de patriotas y la estulta opinión pública mundial que no es mas que la suma matemática de todas las ignorancias; a las madres, esposas y familiares en general de los que entregaron sus vidas no se ofrece siquiera un inteligente plan donde quizás se renuncie a determinado logro pero se obtenga un rotundo algo. No hay siquiera tiempo para ellas; el Comandante en Jefe se aparece en la casa de nuestra patrona "espontáneamente", se interesa por el icono, pero ni se digna a apoyar una cálida mano sobre el hombro de la madre hincada de hinojos que lamenta el segundo asesinato de su hijo, a fin de cuentas no es mas que una pobre vieja consumida en su dolor, no posee el glamour necesario para pasearse por el lobby del Nacional, mojito en mano, como símbolo de los nuevos tiempos y quien soy yo para reprocharle ese descuido al presidente si nosotros mismos tuvimos una vida para honrar a nuestros muertos y preferimos seguir chapoteando en este balde de cangrejos que nos caracteriza?
En resumen: un buffet de variables en una ecuación donde la proverbial X pudiera jamás ser despejada; corre corre, mucho corre corre, porque con cualquier lanzamiento la historia saldrá a robar segunda; a nadie le gusta esta coyuntura, demasiado espacio al imprevisto e irónicamente solo el imprevisto esta de parte del pueblo. Por lo demás todos seguimos participando de la fiesta de disfraces alquilados en la Casa de los Trucos, recitando los bocadillos pertinentes y adoptando posturas según la ocasión. El guión esta escrito de prisa y a dos manos, pero el director es un diletante que no sabe extraer el máximo de su elenco y en medio de tan tétrico panorama hay alguien a quien le importe algo?; habrá que arrebatar a Diógenes su farol porque el interes parece haberse extinguido.
Todo este triste ajiaco de bajezas y derrotas va acompañado una vez mas del sutil empujón de gran parte de la prensa americana ante los complacidos ojos de nostálgicos, empresarios ávidos, burgueses nuevamente vestidos de patriotas y la estulta opinión pública mundial que no es mas que la suma matemática de todas las ignorancias; a las madres, esposas y familiares en general de los que entregaron sus vidas no se ofrece siquiera un inteligente plan donde quizás se renuncie a determinado logro pero se obtenga un rotundo algo. No hay siquiera tiempo para ellas; el Comandante en Jefe se aparece en la casa de nuestra patrona "espontáneamente", se interesa por el icono, pero ni se digna a apoyar una cálida mano sobre el hombro de la madre hincada de hinojos que lamenta el segundo asesinato de su hijo, a fin de cuentas no es mas que una pobre vieja consumida en su dolor, no posee el glamour necesario para pasearse por el lobby del Nacional, mojito en mano, como símbolo de los nuevos tiempos y quien soy yo para reprocharle ese descuido al presidente si nosotros mismos tuvimos una vida para honrar a nuestros muertos y preferimos seguir chapoteando en este balde de cangrejos que nos caracteriza?
En resumen: un buffet de variables en una ecuación donde la proverbial X pudiera jamás ser despejada; corre corre, mucho corre corre, porque con cualquier lanzamiento la historia saldrá a robar segunda; a nadie le gusta esta coyuntura, demasiado espacio al imprevisto e irónicamente solo el imprevisto esta de parte del pueblo. Por lo demás todos seguimos participando de la fiesta de disfraces alquilados en la Casa de los Trucos, recitando los bocadillos pertinentes y adoptando posturas según la ocasión. El guión esta escrito de prisa y a dos manos, pero el director es un diletante que no sabe extraer el máximo de su elenco y en medio de tan tétrico panorama hay alguien a quien le importe algo?; habrá que arrebatar a Diógenes su farol porque el interes parece haberse extinguido.
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