viernes, 17 de febrero de 2012

CONTANDO HASTA SIETE

De joven era mucho reino y poco rey, cesped sin cortar. Los sentidos fueron llegando y quedandose sin que nos percataramos. El oido, recibir sonidos es lo primero que recuerda, rumor de mar, notas musicales, muchas demasiado altas, frases tiernas; el tacto practicamente acompano al oido, palmas de madre premurosa, de tias, tios y abuelos, siempre frases dulces con leve acariciar de sus mejillas; la vista, ver, ver la vida y las cosas y ver el primer rostro amado; el olfato, esos olores a cascara de naranja ardiendo en la sabana, a cocina de lena en la campina, el recuerdo agita los demas sentidos;el gusto, sabor de leche materna, de golosinas robadas a prisa, de los primeros besos suplicados.

Luego el reino se fue haciendo pequeno, el rey crecio, no gobernaba pero ya su vista no se perdia ante la inmensidad del territorio; la intuicion llego, tarde como siempre, dominando los otros cinco y hasta cambiando los registros de los mismos, cuestionando sabores y gustos, caricias y frases, visiones no definidas; pequeno reino, rey avaro y sombrio.

Ahora, desde hace un rato, el rey no cabe en su reino y permanece de pie, casi inmovil, para no salirse de sus limites; el septimo, que no se como se llama, llego sin avisar, de ultimo, demasiado tarde y es el que le permite cambiar la historia, usar el infinitivo en modo subjuntivo hasta el punto de no saber a ciencia cierta como ocurrieron los hechos; el septimo hace todas sus batallas ganables, todas sus guerras justas; hace todos esos bellos rostros suyos, le permite alejarse del tedio. De recien el rey sigue sin gobernar, jamas lo hizo, pero dedica al septimo casi todo su tiempo en tenaz busqueda de lo que pudo ser.

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