Una vez mas se crea el caos: Juan Carlos I acaba de abdicar y se desata la polemica en Espana y fuera de ella. Surgen aquellos que exigen la eliminacion de la monarquia parlamentaria, cosa que no me desagrada, y para no desentonar los cubanos desempolvamos fotos de Juan Carlos con Fidel Castro acusandolo de complice y hasta de rojo.
Este rey, sepase que no puedo evitar sonreir cuando uso tal sustativo en pleno siglo XXI, fue educado bajo el manto "protector" del general Francisco Franco, el dictador que goberno Espana desde el fin de la Guerra Civil hasta mediados de los anos setenta y que, contrario a otros dictadores que conocemos, tuvo al menos la vision de dejar las cosas amarradas para despues de su muerte.
Juan Carlos de Borbon fue protagonista de la legalizacion de los partidos de oposicion y durante las horas del "singular" intento de golpe del 23 de febrero (se sienten cono) parece haber jugado un papel fundamental en la estabilizacion de la situacion; aunque hace anos cuando lei "La Noche de Tejero" de Jose Oneto me quede con la impresion de que el intento de golpe habia tenido mas complices de los que fueron finalmente enjuiciados y que la defensa feroz de la democracia realizada por el monarca en su oportuno discurso televisivo aparecio solo cuando era evidente que el complot seria derrotado. En politica exterior viajo por todo el mundo estrechando lazos como jefe de estado con cuanta nacion, pequena o grande, lo recibiera; su papel era precisamente ese: promover los intereses de los ciudadanos espanoles en las cuatro esquinas del globo terraqueo mas alla de sus preferencias personales y consideraciones eticas. Este trabajo, al menos hasta hace unos pocos anos, lo realizo en modo eficiente.
Su trayectoria se vio malograda hacia el ocaso de su reinado, escandalos financieros involucrando a su yerno e hija asi como una vida privada no tan privada y plagada de errores de juicio fueron minando su otrora altisima popularidad. Recuerdo que en mis frecuentes visitas a Madrid los anfitriones me llevaban a cenar a "Lucio", un restaurante de esa capital que frecuentaba el rey y ese detalle lo consideraban un signo muy positivo, pero los peninsulares hoy confrontan serios problemas y no tienen tiempo para anecdotas cortesanos ni para seguir la biografia de un soberano que parece no haber evolucionado con el tiempo.
Asi las cosas Juan Carlos deja el trono a su hijo Felipe, mucho mas preparado y acorde con el momento actual y pasara a mejor vida. No considero que se le pueda catalogar de complice de dictaduras sino de un pragmatico representante de su pueblo y miembro de una clase destinada a desaparecer. El inusual gesto de condenar al castrismo directamente habria sido un acto en extremo deseable para nosotros los cubanos opuestos a la dictadura, pero un error en terminos de los intereses de los empresarios espanoles que son los que el en primer lugar debia tutelar. Nuestra frustracion es comprensible, en especial ante la indolencia del resto del mundo, pero lo mismo podrian sentir los chinos al vernos usar sin el menor reparo todos los equipos manofacturados en ese pais asiatico y cuyos beneficios apuntalan al sistema mono partidista.
Para una Europa moderna deseo equilibrio politico, mas libertad para el ciudadano y menos dominio de los sindicatos izquierdistas asi como el freno de este peligroso avance de la extrema derecha que amenaza con sumir el viejo continente en otra larga noche. Las monarquias, a mi modesto modo de ver las cosas, no tienen nada que ver con la modernidad y la simplicacion de las relaciones sociales. Todos sabemos que no existe la sangre azul y es hora que todos los ciudadanos se ganen el pan del modo que nos ensenaron nuestros padres: TRABAJANDO.
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