domingo, 1 de junio de 2014

YO

Escribo mi poesia con manteca de cacao; hurgo entre hechos borrosos y cifras aproximadas.
Escucho a Woodward con la fruicion del diletante y ratifico que la prosa no tiene idioma.
Me hinco con candor ante iconos de metal no precioso; de piedra porosa con oquedades repletas de tesoros esoterricos.

Observo estupefacto a otros definir mi existencia y limitar mi alcance, otros deciden como me siento y como hablo; citan fechas de mi presunto nacimiento sabiendo que he estado aqui de pie desde antes del tiempo y de la lluvia; desde cuando no habia gente, desde que los objetos carecian de color y nombre.
Pestaneando con insistencia a causa del aire cargado de cascarilla, con ojos lagrimosos y voz indecisa grito verdades al vacio que me circunda y escupo aguardiente en derredor.

Entre vocablos de consonantes dobles y kas con c y pocas zetas avanzo lentamente mientras descubro mi rostro desconocido y remoto y alzo la voz cansado de esperar que se me escuche.

No uso rimas; me desgastan. Rimar es poner camisas de fuerza al verbo torrencial; es habilidad y no talento y en Ife las cosas jamas rimaron.

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