"Aquí lo que hace falta es jama"; sentenció el gran filósofo ebrio de elixires prohibidos en los que la mano del diablo estaba más presente que la de Dios. Ojos inyectados de sangre que circula trabajosamente por arterias que se adivinan bloqueadas a la luz y el oxígeno; arterias ancianas, cansadas y torpes como las calles venidas a menos de ese pedazo del Vedado que un tiempo fuera envidia de toda la ciudad; con camisa o sin camisa, "robando cámaras" interrumpiendo cualquier entrevista, temerario en su selección de temas y asuntos. No contento con la palabra recurre al gesto; todos los dedos menos el pulgar avanzando hacia la boca, como contenidos en un guante. El vídeo fue viral en el espacio; reímos como hacía años nos reíamos y de pronto nos abofetea otro vídeo; mucho más sobrio, nuestro héroe abatido, acongojado, apesadumbrado, como despertando del letargo. Nos reclama haberlo usado, haberlo hecho peligrosamente famoso; reclama como CEO en junta directiva; inquisidor, habla de reggeton hecho con su estribillo; de T Shirts y del repentino boom del merchandising panfilesco del que él no ha recibido nada; bueno, nada beneficioso, porque en realidad ha recibido mucho, policía, seguridad, CDR, el carajo y la vela pobre Panfilo.
Unos días más tarde nos enteramos que el galán de esta singular puesta en escena está recluido en un centro para el presunto tratamiento del acoholismo y enseguida pienso en Walterio Carbonel; no puedo evitar la aprehensión, otro negro al que le administran electro shock !!! ; lo vemos en la entrevista con sus chancleticas metidas por el dedo; resignado en su encierro; el que es un pájaro; ebrio pero un pájaro al fin con ansias de volar y no regresar a lo que queda de nido. Estamos seguros de que hemos visto al sujeto por última vez y una vez más nos equivocamos. Otro vídeo y Panfilo a voz en cuello más que nunca borracho y más que nunca en lo cierto: "aquí lo que hay es tremenda hambre". Se nos escapa la sonrisa solidaria, la de los codazos furtivos, la que se oculta tras el ceño fruncido. Quien cono sabe si se fue del centro donde estaba o si lo dejaron por incorregible. Lo cierto es que sabe hoy mejor que ayer lo que hace y reta a quien lo graba: "no, no, no filma si es verdad". Panfilo desafía a la dictadura con la desenvoltura que solo el etanol y la desesperacion pueden provocar.
Otros meses más tarde lo vi por última vez; borracho de nuevo; "esto hay que pasarlo en nota" había oportunamente sentenciado otro filósofo de la calle. Nuestro Panfilo sigue el consejo al pie de la letra; pero esta vez no está parado, permanece sentado, triste, reflexivo y habla directamente a la cámara como si Raúl y sus subalternos estuviesen del otro lado, como si fuese su testamento precipitadamente dejado para un mañana que pudiera no llegar porque en La Habana a veces parece que el tiempo se detendrá, que no puede soportar tanto peso, tanto lastre y tanta mierda. El agitador improvisado que no recibe fondos de nadie y que permanece en absoluto desamparo a merced de los sicarios habla con pausada recriminación; "asere al menos la leche de los chamas; no sean s..... Por lo menos la leche de los fines vaya"
No he vuelto a verlo; no sé que habrá sido de él; era tan vulnerable, tan borrable, tan atacable, era tan el que quizás no sea más. Pero lo cierto es que este presunto infeliz recogió a su modo sui géneris el decoro de todos nosotros, le canto las cuarenta a los vejetes y no pidió perdón, nunca pidió perdón; cuando parecía que se marchitaba presa del temor paralizante que solo los que lo hemos vivido conocemos recordó Baragua y rechazó pedir perdón, rechazó auto culparse, rechazó la autocrítica; los generales y coroneles bajaron la cabeza; hubo algunos que pidieron perdón; TODOS se declararon culpables. Panfilo no....
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