Un payaso instrumento del régimen de La Habana escupe su artículo criticando a nuestro presidente dentro del cual inserta una frase de contenido altamente racista y parece que el mundo se acabara mañana; es una de esas raras veces en que a ambos lados del estrecho la crítica es unanime e inequívoca. El autor pide torpemente disculpas y se observa a todas luces que ha sido obligado a dorar la píldora. Ni siquiera sus amos están satisfechos con el efecto causado por sus retorcidas y manidas cuartillas; el genuflexo empleado se cuida mucho de exonerar a sus jefes superiores inmediatos dando así la idea de una iniciativa totalmente unilateral.
Personalmente me molesto lo escrito porque si bien discrepo del presidente en miles de tópicos no admito que se ofenda a mi comandante en jefe. Pero yo prefiero ir más allá de la ofensa y la protesta. Este artículo se inserta dentro del imaginario popular en Cuba y muy difundido en el mundo que engendra una convicción inconsciente: el "otro" es considerado ser humano normal si y SOLO si se comporta del modo que de él se espera y se conduce sobre los rieles del recorrido que le ha sido asignado. Los hechos son denunciables si y SOLO si los personajes son aquellos que han sido escogidos para protagonizarlos. Mientras el negro vote democrata y se preste a la manipulación que ciertos estamentos del establishment han organizado para desmembrar esta nación desde dentro se le considera un ser humano a paridad de derechos con su hermano blanco; ah pero si es republicano o independiente, si se opone a la ideología de Obama y llama a la cordura, la concordia y la fría reflexión ante los problemas allá va la andanada de insultos, insinuaciones y hasta palabrotas. Incluso se le pregunta ironicamente si desembarco de la misma nave de los peregrinos. Lo mismo ocurre con los homosexuales y con todo aquel que sea "diferente" al modelo de ser humano que el poder ha impuesto por siglos.
Un ejemplo fehaciente de tan vergonzosa realidad es la afirmación de la señora Albright en un comicio de apoyo a Hillary Clinton: "hay un sitio en el infierno para aquellas mujeres que no votan por las mujeres" . Lo más preocupante de todo fue la ovación que recibió tamaña falacia; sería oportuno preguntar a la ex secretaria de estado si ella se encontraba en ese infernal paraje, pues estoy seguro de que jamás voto por Sarah Palin. Estamos en un mundo en el que vuelan las etiquetas y la categorizacion y predestinación de los seres humanos es la regla en lugar de la excepción; más que faltarle el respeto a Obama, cosa que sin duda hizo, este infeliz garabateador de dazibao sirvió a muchos de mis amigos a la izquierda del espectro político una taza de su propio chocolate.
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