Acabo de leer en Cubanet, publicación que consulto regularmente, que un grupo de organizaciones intenta presentarse a las próximas elecciones en la isla de Cuba. A muchos pudiera parecer absurda la sola idea de proponer candidatos alternativos cuando el régimen ha asegurado en el congreso del único partido existente que no se abrirá a comicios libres. Pero la historia está llena de absurdos que se han hecho realidad por lo que esta aparente contradicción para mí no resulta insalvable por sí sola.
Lo que me llama la atención es que según la noticia Manuel Cuesta Morua habría declarado que ya trabajan con unos 90 opositores dentro y fuera de la isla a presentar como candidatos y es aquí donde comienzo a sentir bruscos movimientos intestinales. Debo empezar por reiterar que los que en Cuba se oponen al actual estado de cosas, sean de mi agrado a no, hacen algo que yo jamás me atreví a siquiera imaginar y que quien se opone al régimen ya cuenta con mi solidaridad; mi admiración por los que luchan contra el status quo fue siempre expresada en modo escrito o de calor humano en las ocasiones que logre conocerles personalmente. Mi experiencia en estos menesteres de oponerse a la dictadura de modo organizado tiene solo cinco años y ha sido siempre desde fuera; pero esta breve experiencia ha sido por lo general caracterizada por la desilusión, el desengaño y la frustración. Con disciplina y entusiasmo un grupo de cubanoamericanos recibimos la tarea de organizar aquel proyecto que se llamaba Consenso Constitucional, recuerdan?; hasta en televisión salí defendiendo la iniciativa y recuerdo que Luis Zúñiga (mi oponente en ese panel) me aseguró que estábamos perdiendo el tiempo. La vida le dio razón: realizamos el evento en FIU; luego de eso la nada. En otro grupo con idéntico entusiasmo reunimos unos dólares para traer precisamente a Manuel Cuesta Morua apenas las autoridades cubanas le levantaron la medida cautelar que arbitrariamente le habían impuesto y que le impedía salir del país. Nos reunimos con él y quedamos de acuerdo en unos cinco puntos que todos confirmamos; luego de aquello NADA. Ni siquiera una nota comunicándonos que había cambiado de idea. Hace unos meses; esto es una anécdota en el ámbito personal pero que ilustra el aspecto del carácter, confíe a un dirigente opositor que entregara dos frascos de medicina a mi tía que vive en Cuba. Dos inofensivos frascos señores, para una pobre anciana que sufre de dolores en las articulaciones. No solo jamás le fueron entregados sino que meses más tarde no he recibido al menos un mensaje de explicación.
Según mi breve experiencia me asaltan las siguientes dudas:
1- Son serios estos opositores?
2- Los anima de veras la causa por la democracia o sus intereses personales de efímero protagonismo?
3- Si un señor no es capaz de alcanzarle dos frascos de pastillas a una anciana como pensar que sea capaz de guiar los destinos de la nación?
4- Podemos confiarnos en los números que nos facilitan?; es más: hay en Cuba 90 opositores ?
5- Quien del pueblo conoce a la mayoría de los opositores en Cuba? Más allá de Damas de Blanco y la UNPACU sobre todo en la zona oriental; cuanta gente de pueblo conoce a los demas?
6- Si no les conoce el pueblo cómo va a votar por ellos? Es posible que algunos sean conocidos en su circunscripción pero más allá de ese ínfimo limite como lograrían el voto ?
7- Que programa o plataforma anima a cada candidato?
Algunos me llaman abierta o veladamente al silencio; justifican su postura con el manido pretexto de que criticar en este momento sería debilitar a la oposición; precisamente la misma excusa que usaba Fidel Castro cuando aún no contaba con el poder absoluto; al burro los palos donde se cae; por otro lado, la crítica abierta y certera pudiera provocar cambios dentro de los opositores y promover figuras nuevas y más potables menos condicionadas por quién sabe cuáles oscuros intereses.
No existe tarea imposible y el concepto de abrir el impenetrable sistema político que el régimen impone es loable, pero según mi breve experiencia hay que exigir claridad, transparencia, democracia y que los lideres que no cuenten con el necesario poder de convocatoria dejen de venir a Miami a "inflar" cifras y cedan el paso a compatriotas más carismáticos. En especial, de este lado del estrecho se impone una exhaustiva revisión de cómo, en qué medida y para que se usa el dinero del contribuyente que supuestamente debe ir a proyectos concretos y no a viajes y "pacotilleo". Hace unos días nos llegaron noticias de que UNPACU había logrado reunir mil personas en un acto. Es sintomático que el líder de esta organización no podía hasta hace poco salir del país, lo que nos lleva a pensar que la turisdisidencia es inversamente proporcional a la efectividad y la popularidad dentro de Cuba. Se desprende entonces de tal situación que el rasero para medir la eficiencia sea DE MIL PARRIBA, como se diría en buen cubano. Los que no logren aglutinar una cierta cifra que se agreguen a otros grupos hasta llegar al número mínimo pero hay que dejar de desperdiciar el fruto de nuestros impuestos en seudo partidos y organizaciones que no son más que núcleos de gestión familiar.
En resumen: mi breve experiencia me dicta: apoyo si, pero bajo rígidas y precisas condiciones de modo que podamos garantizar que este no sea el enésimo "cuento chino".
L
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