AA ¿Desde cuándo estas en la oposición?
LC Me inicié en la oposición a principios de 1992, después que en noviembre del año anterior renuncié públicamente a la militancia en la Unión de Jóvenes Comunistas UJC, razón por la cual fui expulsado del centro de trabajo y separado definitivamente del sistema de instituciones culturales. Por esa fecha comencé a colaborar con varios proyectos alternativos y me incorporé al grupo que en enero de 1992 había fundado la Corriente Socialista Democrática Cubana CSDC.
AA En lo referente a tu militancia política; luego de la Corriente Socialista la organización evoluciono y según tengo entendido militabas en Arco Progresista además de ser uno de los lideres del CIR; que sucedió con ambos grupos?
LC En efecto durante años fuimos construyendo un proyecto muy sólido política e intelectualmente que fue ganando prestigio nacional e internacionalmente por demostrar una encomiable capacidad de articulación institucional y proyección pública, todo esto a pesar de enfrentar el acoso y la represión de las autoridades y diferentes manifestaciones internas de caudillismo, traiciones y sabotajes que más de una vez exigieron cerrar filas amparados en los principios y mecanismos institucionales para defender la integridad de la organización.
El punto más alto de este proceso fue la Primera Convención Nacional de julio de 2008, evento que estableció proyecciones estratégicas, concluyó la conformación del partido Arco Progresista (AP) y alcanzó un impacto y resonancia mediática en cuatro continentes y en países tan distantes y ajenos como Rusia, Irán y Cabo Verde.
Sin embargo a partir de ese momento el líder Manuel Cuesta Morúa dio total prioridad a sus vínculos y compromisos con otras plataformas y proyectos, limitando considerablemente la vida interna y proyección política del partido. Durante años, sin cuestionar ni afectar su liderazgo, los miembros más antiguos dentro y fuera del país requerimos a Cuesta Morúa por el fortalecimiento del trabajo partidista, sin lograr resultado alguno.
Hace varios meses violando todos los principios orgánicos y tradiciones institucionales, sin consultar con la membresía, Cuesta Morúa tomó decisiones inconsultas y comprometedoras y finalmente certificó una ilegal separación “inapelable” de mi persona de la organización. Después de muchos requerimientos no ha respondido a los reclamos de la militancia que persiste en su propósito de retomar los cauces institucionales.
Por su parte el Comité Ciudadanos por la Integración Racial CIR desde su fundación en el verano de 2008 generó una intensa dinámica cívica e intelectual en función de impulsar la lucha contra el racismo y por la integración en Cuba, obteniendo innegables éxitos en ese propósito. El señor Juan Antonio Madrazo coordinador nacional del CIR en alianza con el señor Cuesta Morúa, y con el inexplicable franco respaldo de instituciones que desde el exterior apoyan nuestro trabajo, orquestó desde el extranjero mi destitución como vice coordinador nacional y la exclusión de los activistas que durante años habían sostenido el trabajo de la institución, a los cuales no ha respondido ninguno de los reclamos y convocatorias realizadas.
Ahora mismo las imágenes nominales de ambos proyectos sirven como soporte a las aureolas personales de ambos caudillos, Lo que pueda quedar de estas organizaciones en manos de estos señores no constituye inquietud alguna para las autoridades cubanas
Por otra parte el compromiso y la determinación de los militantes consecuentes del AP y el CIR es indeclinable para seguir trabajando, restablecer el orden institucional y continuar la lucha por la democracia y la integración de todos los cubanos.
AA ¿Pensaste alguna vez que incluso en pleno 2016 el castrismo estaría al menos en apariencia en pleno control de la situación?
LC En realidad como muchos cubanos y observadores externos a principios de la década de los noventa fui participe de la visión eufórica y un tanto superficial que identificaba la sin razones, las debilidades y el agotamiento ideológico del castrismo como antesala de su inminente caída, sin embargo al analizar y valorar otros factores y complejidades de las relaciones sociopolíticas en Cuba pude discernir que el desenlace de la crisis cubana no era ni súbita ni automática. Hemos caído en una trampa demasiado profunda de la que no resulta nada fácil salir.
AA ¿Qué crees de la visita de Obama a Cuba?
LC Más allá del carácter histórico del hecho, debo admitir que yo era uno de los muchos escépticos ante la visita, dada la inmovilidad del gobierno cubano, muchos pensábamos que Obama venía a legitimar al régimen, sin embargo al igual que la visita del ex líder soviético Mijaíl Gorbachov en 1988 y del Papa Juan Pablo II en 1998, ahora Obama, a su paso por La Habana, dejó claramente al descubierto las carencias y debilidades políticas y de imagen de los gobernantes cubanos. Resulta significativa la manera en que, más allá de la natural euforia inicial, el presidente Obama con sus comportamientos y mensajes logró comunicar e incluso trasmitir esperanza a los cubanos generalmente apáticos e ignorantes de muchas claves políticas modernas. Obama como los otros visitantes arriba mencionados volvió a demostrar que con lenguaje político y diplomático, sin ofensas confrontacionales se puede poner en evidencia a un poder vacío de razones y argumentos.
AA ¿Cuál o cuáles son los retos de la oposición en este momento?
LC Son realmente complejos En primer lugar despojarse de las carencias históricas que nos agobian, erradicar el personalismo y el caudillismo para fortalecer los liderazgos institucionales, además fortalecer el bagaje intelectual y político de líderes y activistas, en este campo estamos muy lejos de nuestros colegas de la sociedad civil del continente.
Otro reto importante, en el marco de la autocracia totalitaria que sufrimos y cierra todos los canales de interrelación y comunicación social, es encontrar las vías para conectar con los ciudadanos, identificar a los cubanos con vocación y capacidad de activación políticas. Necesitamos crear espacios y activar mecanismos que impulsen el desarrollo de la cultura y autoestima cívica y de derechos que convierta a los ciudadanos inquietos y desesperanzados en demandantes ante el poder, solo así se podrá romper el aislamiento y la inmovilidad que divide a la sociedad de los líderes cívicos independientes y garantiza la gobernabilidad de un poder que no gobierna en el sentido de cumplir sus compromisos y obligaciones, pero que mantiene altas cuotas de dominio sobre la sociedad.
AA ¿Qué crees de la iniciativa de presentar candidatos alternativos al régimen en las próximas elecciones?
LC Tema interesante y complejo, No estamos frente a una iniciativa nueva de cara a las próximas elecciones. La autocracia totalitaria que nos tiraniza juega el juego de la legitimidad, si el día de las votaciones del mal llamado Poder Popular un número considerable de ciudadanos, en su inmensa mayoría víctimas de la coerción y el temor inducido, decidieran ejercer su derecho a permanecer en sus casas y no acudir a las urnas, quedaría al descubierto el nivel de rechazo e impopularidad del régimen y en franca crisis esa supuesta legitimidad plebiscitaria con que se justifica el castrismo.
Participar en este proceso pseudo electoral, que en mi criterio no significa dar golpes de efectos propagandísticos, sino incluir a cada vez más ciudadanos en el conocimiento y ejercicio de los derechos y potestades que concede la imperfecta Ley electoral vigente lo cual implica el derecho a no ser borrado del padrón electoral —practica recurrente en Cuba—, a ejercer o no el acto del sufragio, participar en el escrutinio público, a impugnar a los delegados electos en las asambleas públicas e incluso a revocarlos, así como a postularse a los cargos electivos, todo esto en las instancias inferiores, las demás (provincial y nacional) son indirectas.
Más allá de la educación cívica que esta participación significa, si un número considerable de ciudadanos logra respaldar la postulación de candidatos independientes a pesar de la trampa coercitiva de la postulación pública a mano alzada, el diseño oficial queda a la defensiva. Tal efecto se logró en el caso de los dos candidatos promovidos en los comicios pasados por la iniciativa cívica Candidatos por el Cambio (CxC), plataforma que en los últimos años ha promovido esta participación ciudadana. A pesar de las presiones y maniobras de descredito ensayadas por el régimen, estos activistas no solo lograron el respaldo a su postulación sino un apreciable número de votos.
Las estadísticas electorales oficiales, sin supervisión alternativa o independiente reconocen un nada despreciable por ciento de voto de rechazo entre abstención, votos nulos y votos en blanco, los cuales triplican fácilmente los por cientos electorales de la coalición Izquierda Unida en España y le Partido Independentista Puertorriqueño. A lo dicho se une los recurrentes testimonios de los funcionarios electorales de base, quienes dan cuenta de los altos índices de fraude que se verifica en el conteo de los votos.
Las autoridades cubanas justifican sus dinámicas represivas con supuestas violaciones de la ley vigente y amenazas a la estabilidad social o la seguridad del estado, sin embargo en las últimas semanas las acciones de los activistas de CxC, tanto las relacionadas con la gestión del conocimiento como la participación en las asambleas de barrio con los delegados han sido sometidas a acoso, amenazas y represión, lo cual demuestra dos cosas: en primer lugar la intolerancia castrista está dirigida a cualquier tipo de alternativa, además esta forma de participación cívica constituye también una amenaza para el diseño de control absoluto.
La campaña de comunicación “Soy mi comunidad” demuestra la vocación de CxC por conectar y empoderar al ciudadano.
Si en los próximos procesos de votación el extendido monitoreo ciudadano pudiera impedir en apreciable medida la manipulación fraudulenta, si el creciente malestar y rechazo pudiera convertirse en respaldo a candidatos independientes y el voto de castigo en voto alternativo, cambiaria sustancialmente el escenario y la imagen de la realidad socio política de la Isla habida cuenta que el estricto control de la economía y los medios de comunicación impiden la apertura de otros espacios de expresión alternativa.
Lo expuesto no debe interpretarse de ninguna manera como una sustitución de la legítima e indeclinable demanda del reconocimiento de la diversidad política e ideológica y el restablecimiento de las normales correlaciones democráticas interrumpidas en Cuba por más de seis décadas.
AA ¿Cómo ves a Leonardo Calvo en la Cuba actual?
LC No me resulta fácil hablar de mí mismo, me veo como hace más de medio siglo cuando asumí el compromiso, y de paso las consecuencias, de dedicar mi vida a luchar por la dignidad y la integridad de los seres humanos. Soy un ciudadano muy consciente y celoso de sus derechos civiles y no hago concesiones a la arbitrariedad hegemonista del régimen. Me veo, como siempre, dispuesto a dedicar todas mis capacidades intelectuales y todo mi tiempo a la lucha por la democracia en Cuba.
AA Para terminar; cual identificarías como la mayor carencia de la oposición en este momento?
LC En mi criterio las principales carencias de la oposición son no lograr estructurar liderazgos institucionales y horizontales para despojarnos de nuestra tradición personalista.
De igual forma por lo general hemos sido incapaces de valorar y discernir las características esenciales del escenario político cubano, en realidad hemos vivido una ilusión de estatus y una ilusión de espacio para asumirnos como oposición cuando no existen condiciones ni garantías de normales correlaciones políticas. Hemos sido incapaces de darnos cuenta que somos la resistencia frente a un poder omnímodo e intolerante que logró incluso borrar todo vestigio de referencias cívicas en los ciudadanos.
No hemos sido capaces de admitir que este empate técnico —en el cual el gobierno no puede acabar con la resistencia, pero que esta es incapaz de derrumbar la fortaleza—no nos sirve, que es necesario imaginar las vías de crear la cultura cívica y las referencias nuevas en la sociedad que cambien la visión que tienen los ciudadanos de sí mismos y de su relación con el poder.