sábado, 21 de abril de 2012

CORCEL

Sin penas ni glorias emergio el potrito de las entranas de su madre; los primeros pasos fueron inciertos, pero a las pocas horas ya se trasladaba con relativa facilidad de un lugar a otro del establo; los ninos de la familia pasaron dias viniendo a verle crecer y "robar" la leche materna de la impaciente y briosa yegua que le habia dado la vida. Cada nuevo paso, cada nueva caracteristica descubierta era todo un acontecimiento para la ellos.

Con los dias vinieron las semanas y los meses, el potrito se hizo un bello ejemplar que era regularmente dejado vagar dentro de los confines del lote en extremo pequeno; con frecuencia se le veia apoyar la cabeza a la cerca que delimitaba su espacio, observando las colinas lejanas, adivinando manadas de potros como el, libres, a pleno galope, las ancas sudadas y el aliento dificil. Luego giraba la mirada hacia el interior de su dominio y tornaba sobre sus pasos. Los crios ya casi no venian a verle.

Un dia lo colocaron en un espacio aun mas reducido, apenas si podia cambiar la postura para descansar; se alimentaba del cereal contenido en un pequeno saco de yute que le colgaban tras el cuello desordenando su abundante crin. Con sus potentes extremidades golpeaba la madera y amenazaba con hacer saltar el pestillo de la puerta; relinchaba sin descanso, su unico pensamiento eran las manadas de semejantes que de seguro galopaban tras la colina; no era raro verle sangrar de cuan fuerte embestia la cerca que lo separaba caprichosamente de su sueno. Los ninos encontraron entretenimientos mas apacibles que la esteril rebeldia de la bestia.

Los meses se convirtieron en anos y sus miradas hacia la distancia se hicieron menos frecuentes e intensas; dejo de patear la cerca, diminutos insectos empezaron a rondarle posandose continuamente sobre sus parpados; ya ni siquiera se molestaba en mover la cabeza para alejarlos y de pronto, sin aparente razon, se dejo caer sobre la tierra blanda bajo sus cascos; jamas lograron levantarlo.

Ayer, mientras me alejaba hacia el auto para regresar a casa escuche de repente el inconfundible sonido de un disparo proveniente del establo, fue lo mejor que pudo suceder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario