sábado, 28 de abril de 2012

EL COMPANERO CADENAL

He visto la participacion de Jaime Cardenal Ortega Alamino en el evento organizado por la universidad de Harvard. Una vez mas este senor muestra de modo inequivoco cuales son sus prioridades y junto a quien se alinea en este singular momento de la vida en la isla.

Ortega no dudo en evadir respuestas que pudieran "herir" al regimen ni en emitir criterios que dejaron al desnudo su real naturaleza clasista, racista, elitista y dictatorial; segun el los que ocuparon la iglesia en La Habana pocos dias antes de la visita del Papa eran gente de bajo nivel cultural manejada desde Miami y delincuentes, uno de ellos era de los "excluibles", eufemismo usado para catalogar a los enfermos mentales y criminales que Castro envio a Carter durante la crisi del Mariel; segun su logica, las personas de escasa cultura no tienen derecho a manifestarse ni a reclamar sus derechos. Mas aun; Ortega echo mano a una supuesta conversacion privada con el recientemente fallecido Monsenor Roman segun la cual este le habia pedido hace ya algunos anos que no usara la palabra reconciliacion en nuestra ciudad, muy conveniente este repentino recuerdo sobre el que solo dos seres humanos pueden opinar y casualmente uno ellos ya no esta entre nosotros para desmentir o confirmar. Emulo de los comunistas que tanto se apresura a defender, el cardenal echa tierra sobre personas desaparecidas y arrastra la memoria de un hombre de fe hacia la cienaga del entredicho y la duda

No somos pocos los que sospechamos que tras la irracional conducta del prelado se oculte la existencia de algun dossier secreto que lo muestra en situaciones en extremo comprometedoras; cualquiera que sean sus motivos dicha conducta es una prueba mas de que los pueblos deben conquistar sus derechos sin esperar la sospechosa y pusilanime solidaridad de curas colaboracionistas, sicarios en retiro, empresarios y politicos extranjeros. Muy mal esta el futuro de Cuba si depende de esta calana.

A su regreso a La Habana, no seria extrano que Ortega recibiera, quizas en secreto, algun tipo de galardon staliniano por su defensa de la "revolucion"; hoy no me cabe ninguna duda de donde se hubiera situado este hombrecillo de mirada esquiva y bajisima estatura moral de haber vivido en la epoca medieval: al lado de los torturadores.

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