martes, 27 de marzo de 2012

NUNCA SABREMOS...

La visita del Papa a Cuba es motivo de logico debate y animado intercambio de criterios. A mi humilde juicio por un lado no hay que esperar milagros de quien milagros no hace, como tampoco hay que ofenderse porque un jefe de estado cumpla con su deber de promover al maximo la institucion que representa; para la Iglesia catolica se abre hoy una posibilidad en la isla y serian muy tontos si no la tomaran al vuelo.
Dedique gran cantidad de tiempo a ver la caravana papal desplazarse hacia la capital santiaguera, observe la misa con ojo atento y al final de la misma, aun cuando la visita no haya concluido digo: "buen trabajo santidad", ha hecho precisamente lo que se espera de el y lo demas es asunto del pueblo cubano y como desea manejar su futuro.
Mas que las palabras de Raul Castro o el discurso del santo padre, o las palabras que el mismo emitiera en pleno vuelo hacia Mexico sobre lo obsoleto del marxismo (vaya descubrimiento eso de que el marxixmo como fue concebido ya no es la via para Cuba), me llamaron la atencion dos detalles: el primero hasta cierto punto logico es la alta presencia de jovenes, fenomeno tipico de paises donde se presenta una aguda falta de valores; y el segundo es la cantidad de personas entre 60 y 75 anos que asistieron a la Plaza Antonio Maceo asi como la emocion con que entonaban los cantos (demasiado a tono de danzon para mi gusto) y repetian los resos. Estas personas podrian bien ser nuestros hermanos mayores y nuestros padres y visto lo vacias que permanecieron las iglesias por decadas en la isla me pregunto si no eran de los que vieron al "Covadonga" zarpar con indiferencia, de los que gritaron "paredon" al padre Loredo (Laredo) cuando la Seguridad del Estado cubana presuntamente le fabrico el caso de Angel Maria Betancourt Cueto; si no eran de los que evaluaban la entrada o el veto de compatriotas a determinados puestos de trabajo basados en la pureza de su ateismo. Ayer vi muchas de estas personas en trace, pero se me parecieron peligrosamente a las que he visto por anos en trace de "repudio", gritando a voz en cuello que estaban dispuestos a dar la vida por Fidel. Y no puedo evitar que me vengan a la mente los cientos de miles que rompieron con familiares queridos, con amigos entranables, solo porque estos deseaban irse a probar fortuna a otras latitudes.
Nunca sabre lo que realmente piensa o siente mi pueblo; el mismo que coreo "paredon", que llamo escoria a sus propios parientes y amigos, que dejo de escribir a sus padres por anos para luego recibirlos como si nada hubiese pasado; el mismo que abandono despavorido las iglesias y no alzo su voz ante el abuso contra curas y monjas; el mismo que hoy en su infinita abulia y cobardia, espera que un papa le resuelva los problemas y viendo todo esto me pregunto si algun dia podre ser capaz de saber lo que siento yo.

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